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música

Veinticinco años

La Sinfónica del Principado de Asturias celebra la próxima temporada sus bodas de plata

La pasada semana la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) presentó a los medios de comunicación su próxima temporada y lo hizo anunciando un ciclo festivo para celebrar los primeros veinticinco años de vida de la formación. El tiempo corre que vuela. Aún recuerdo la gestación de la orquesta, las tremendas polémicas de entonces, los apocalipsis varios a los que siempre se enfrenta en Asturias cualquier proyecto cultural ambicioso. Pero la realidad se acaba siempre imponiendo y, al final, triunfó la reforma de la antigua Sinfónica de Asturias con una nueva estructura totalmente profesionalizada y una ambición artística alta, sin cortapisas.

Gracias a aquel impulso inicial político -sí, la política cuando tiene miras más allá de la rentabilidad cortoplacista es básica para iniciar y sostener proyectos culturales para beneficio de la ciudadanía- hoy nos encontramos con una orquesta que representa al conjunto de los asturianos, que nos sirve de embajadora cultural y que presta un servicio global a la región sensacional a lo largo del año. La OSPA, además, está ahora en un magnífico momento artístico, ya asentadas las nuevas ideas de Rossen Milanov y con la gerencia seria y solvente de Ana Mateo que ha sabido sortear momentos duros y atravesar con éxito el vendaval de la crisis económica que tanto daño ha hecho a otras orquestas y que a la nuestra le ha servido para consolidar sus principales líneas de actuación.

Milanov entiende la orquesta como un ente abierto a la sociedad, y eso se percibe en el diseño de temporada, que busca atender a los más diversos sectores de la población. Los proyectos didácticos o los que se engloban en el programa "Avanti" son verdaderas referencias y ejemplo de buen hacer. Todo ello sin desatender los ciclos de abono, estabilizados y con una oferta muy variada que, sin dejar de lado el gran núcleo del repertorio romántico y del siglo XX, también mira con riesgo a la música contemporánea.

Las orquestas son un elemento básico de cohesión cultural. Requieren mucha atención porque son entes vivos en el sentido que su actividad requiere estar continuamente buscando nuevas fronteras artísticas. La OSPA ha sabido hacerlo en estos veinticinco años de trayectoria. Hemos de esperar mucho y bueno de una orquesta que los asturianos tenemos que ver como un derecho más del que gozamos como sociedad civilizada. A partir de octubre habrá que estar atentos a esas veinticinco sorpresas que nos anunciaron la semana pasada. Creo que músicos y público merecemos festejar el tiempo que ha pasado, las maravillosas veladas que la OSPA nos ha ofrecido, tantas y tantas noches. Viajé con la orquesta a varios países hace años, para cubrir sus giras informativamente, y recuerdo con emoción la sensacional acogida que los más diversos públicos le proporcionaban, cómo se valoraba su alta calidad. Es la OSPA, por tanto, un patrimonio nuestro que, entre todos hemos conseguido. ¡Felicidades! y a por otros veinticinco.

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