Gallego anuncia que el Sporting, su Sporting, saldrá a morir. A los rojiblancos no les queda otra que ganar al Almería y esperar una alegría a costa del Rayo en Vallecas. El fútbol es así de cruel o de justo, depende del lado del prisma por el que se mire la cuestión. Gallego y sus muchachos tuvieron en su mano el play-off, pero por una cosa u otra se les escurrió entre los dedos.
No es el momento de echar en falta puntos como los tres de Las Palmas, los dos que se esfumaron en El Toralín o la victoria hurtada a última hora por aquel penalti frente al Leganés. El “y si”, “y si” no suma y solo vale para adormecerse mirándose el ombligo. Lo mejor de todo es que el Sporting no estará solo en el que puede ser su fin de fiesta. Cinco mil rojiblancos acompañarán a los suyos hacia no se sabe dónde: puede que hacia un play-off que alargue el suspense o hacia la constatación de un gatillazo en el peor momento.
Será una tarde de reencuentros, de transistores, de felicidad, de lloros, de pulgar hacia arriba o hacia abajo. Un domingo de fútbol y de referéndum. No está mal para hora y media
Luego está por ver si el transcurrir del partido y de la jornada convertirá el reencuentro de la grada con el equipo en un referéndum sobre lo que unos y otros piensan de cómo ha sido la temporada. Sólo hay que poner un poco la oreja o haberse asomado a estas páginas para comprobar que hay quien se ha aburrido a pesar de la buena clasificación y quien ve un futuro esperanzador en este proyecto. Será una tarde de reencuentros, de transistores, de felicidad, de lloros, de pulgar hacia arriba o hacia abajo. Un domingo de fútbol y de referéndum. No está mal para hora y media.