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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión sobre el Oviedo, el Sporting y la nueva polémica en el Real Madrid: Florentino y su tanga atigrado

El nuevo capítulo del "Florengate" desvela el lado más "juguetón" y calentorro del presidente merengue, que recuerda a un personaje de Alfredo Landa persiguiendo a suecas en una piscina de Torremolinos

Guti, a la izquierda, otra de las víctimas de las grabaciones de Florentino Pérez, a la derecha LNE

Pues no. Error del que suscribe. La fiesta de los audios de Florentino Pérez no concluía con la rajada contra la “Quinta del Buitre” y la prensa. Quedaban psicotrópicos de los buenos. Las collejas del día del tito Floren se las llevan en la nueva entrega de las cintas prohibidas Guti, Figo y Özil. Cambian los personajes, pero no la línea argumental del presidente del Madrid y (señal de la cruz) ACS.

En lo que va de culebrón ya nos ha quedado claro que el tito Floren divide a los jugadores merengues en “jetas, zoquetes y subnormales”. Luego, hay otras categorías en las que entra, por ejemplo, Luis Figo, cuyo fichaje dio la primera victoria en las urnas al tito. El portugués simplemente es, y siempre según el ser superior, un “hijo de puta”. Pero además de todo esto ha entrado en escena el Florentino más “juguetón”, esa vertiente de señor calentorro de tangaslip atigrado y paquete de Ducados en el elástico.

El presidente merengue desvela entre risas a su interlocutor cómo alguien le contó que Mou le puso las pilas a Özil respecto a su nueva novia, una modelo que vivía en Milán, subrayando con toda clase de detalles que no era chica de un solo hombre

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En la más fiel tradición de los personajes de Alfredo Landa y José Luis López Vázquez acosando a suecas en una piscina de Torremolinos, el presidente merengue desvela entre risas a su interlocutor cómo alguien le contó que Mou le puso las pilas a Özil respecto a su nueva novia, una modelo que vivía en Milán, subrayando con toda clase de detalles que no era chica de un solo hombre. Bien haría el todopoderoso en cruzar los dedos y rezar, no vaya a ser que la conversación se le atragante a la ministra de Igualdad y compañía. La historieta de cuántos duermen con quién le puede salir cara al madurito cachondón. Queda claro que hay que seguir pidiendo palomitas.

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