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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión del día sobre el Sporting y el Oviedo: La caída y el líder

El Sporting quema las jornadas y da la sensación de que no hay suelo que frene su caída, mientras en Oviedo se disfruta del sorpasso y se sonríe con los memes del hundimiento del eterno rival

Por la izquierda, José Alberto y David Gallego, en El Molinón Ángel González

El Sporting quema las jornadas y da la sensación de que no hay suelo que frene su caída. Gallego reclama una victoria para que todo vuelva a la normalidad. Y el club, cuando se pregunta entre bambalinas sobre si el catalán tiene futuro en Gijón, esgrime el manido argumento de que echar entrenadores nunca ha sido la solución. Pero el fútbol es un ser vivo, egoísta, sin memoria y hambriento de carne fresca. Quitar para poner. El viejo juego de cambiarlo todo para que todo siga igual.

Los números son cabezotas y muestran a un Sporting sin capacidad de reacción. El galleguismo pide paciencia y comprensión para un equipo plagado de jóvenes talentos que nunca se habían visto en una situación igual. Lo de que falta un líder ya no se verbaliza para que nadie saque a la luz nombres como, por ejemplo, el de Javi Fuego, al que no se renovó por cómo acabaron las cosas entre el poleso y Javi Rico.

A cambio, se repescó a Cuéllar, que ahí está aguardando su oportunidad para demostrar si puede mejorar a Mariño. Porque, después de la fracasada revolución táctica en Ponferrada, a Gallego solo le queda sentar al vigués, que hace tiempo que dejó de ser santo.

Es lo que tienen los tiempos inciertos: nadie se libra de la caza de brujas y del fuego purificador. Aunque todo queda a la espera de lo que ocurra el sábado ante el Fuenlabrada y cómo se lo tome El Molinón. Si las cosas siguen mal y la tribuna mira hacia los habitantes de la zona abuhardillada de Mareo, la recomendación a Gallego sería que fuese pensando en llegar a un acuerdo con su casero para rescindir el contrato de alquiler.

Después de la fracasada revolución táctica en Ponferrada, a Gallego solo le queda sentar a Mariño, que hace tiempo que dejó de ser santo. Es lo que tienen los tiempos inciertos: nadie se libra de la caza de brujas y del fuego purificador

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Mientras, a 28 kilómetros la felicidad se instala en el mundo azul. Se disfruta del sorpasso y se sonríe con los memes del hundimiento del eterno rival. Pero los más viejos del lugar no las tienen todas consigo, ya que el equipo del Cuco no acaba de convencer. Aunque ahí está el botín: 11 de 18 y a tres puntos del play-off.

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