La España del planeta “fúrgol” hace sus quinielas sobre cuántos jugadores podrán estar en perfecto estado de revista en la jornada que está a unas horas de arrancar. El número de positivos no deja de crecer y en muchos clubes los infectados superan la decena, con lo que todo ello supone.
Las quejas se centran en que el espectáculo no será el mismo si se quedan en casa los teóricos titulares. Cierto. Pero el que espere que LaLiga de Tebas aplace el circo por un día que lo haga sentado en un cómodo sofá: lo habrá en la salud y en la enfermedad.
Las fechas para recuperar son las que son y los compromisos con las teles mandan. Vamos, lo de siempre. En cuanto a lo que sucede en la madreñina astur del balón, las cosas se mueven poco. El covid también ha pegado duro y en puestos claves. Aunque no es la ola de hace un año ni los contagios se produjeron en las mismas circunstancias, por mucho que se empeñen algunos propietarios de pisos con vistas a la Ería.
No es la ola de hace un año ni los contagios se produjeron en las mismas circunstancias, por mucho que se empeñen algunos propietarios de pisos con vistas a la Ería
En el Oviedo le ha tocado, siempre supuestamente, a algunos jugadores que estaban de dulce. El Cuco tendrá que tirar de fondo de armario para montar un equipo que debería lucir luto por la muerte de Iriarte, uno de los suyos. El navarro, que defendió la zamarra azul en 360 ocasiones, se lleva el homenaje que sus excompañeros le realizaron en vida hace pocas semanas. Honor y gloria.
Mientras, a 28 kilómetros, habrá que rehacer la defensa, aunque lo interesante será ver cómo se ejecuta el plan previsto con Gallego viendo el partido desde casa. Son las cosas que han traído estos tiempos extraños.
