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El aumento del coste de las materias primas lastra la actividad de las fábricas asturianas

Arcelor aprecia una bajada de pedidos por el frenazo del automóvil | Los constructores dicen que los precios hacen inviables algunas obras

Acopio de mineral de hierro en el puerto de El Musel. | Marcos León

El frenazo de las plantas de coches españolas –cuya producción ha caído un 37,8% en lo que va de año– está comenzando a pasar factura a la industria asturiana. El parón lo está notando ya ArcelorMittal, corazón industrial de la región, que ha visto cómo durante las últimas semanas la demanda los productos que fabrica para el mercado automovilístico iba a la baja. En las últimas semanas algunos de los mayores fabricantes de coches del país han anunciado la paralización de sus plantas, pero no porque les falte demanda. Todo lo contrario. Compradores hay de sobra. Lo que no tienen son microchips para instalar en los vehículos. Probablemente, la más pequeña de las piezas que lleva un turismo y que, desde hace meses, son poco más que un lujo. No hay. Esa es la razón por la que el taller de chapa y el de alambrón que la siderúrgica tiene en Gijón están sufriendo ya un bajón de la demanda de sus productos. No solo ocurre con los microchips, el espectacular aumento de las materias primas empieza a lastrar la actividad de algunas fábricas asturianas de los sectores más diversos.

La que se ha bautizado ya como la “crisis de los microchips” está íntimamente ligada al brutal incremento de la demanda de esta época poscovid en la que el consumo está subiendo como la espuma y está provocando también un espectacular incremento del precio de las materias primas. Tanto que algunos productos (como la madera, el hierro o las tuberías) han doblado su precio en el último año. Eso, aguas abajo, está llegando también a las industrias asturianas. Las empresas del poderoso sector del metal están viendo como algunos de los trabajos se dilatan por culpa de la falta de material. Aunque nada grave, por el momento.

Los efectos han llegado también al sector de la construcción. El presidente de la patronal CAC-Asprocom, Joel García, señaló esta misma semana –durante su discurso en la asamblea de la asociación– que “el desmesurado aumento de los materiales básicos de construcción que se registra en los últimos meses, en algunos casos con subidas superiores al cien por cien, está repercutiendo en las obras, haciendo inviable el desarrollo de muchos proyectos, lo que pone en peligro la viabilidad de las empresas”. Como solución propone “la incorporación de mecanismos de revisión de los precios en los pliegos de contratación de las obras públicas para los nuevos contratos”. Una reclamación que han realizado también la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) y la asociación nacional de empresas constructoras, Seopan.

Pero dando un nuevo volantazo hacia la industria. Las compañías de ese sector reconocen que el encarecimiento de las materias primas está comenzando a pasarles factura. No muy cara de momento, pero sí que está retrasando algunos de los proyectos que tenían en marcha o, en el menor de los casos, cancelado algunos. No ocurre solo entre la industria pesada, el problema tiene multitud de ramificaciones y toca también a empresas como las agroalimentarias, con mucho peso en la economía regional. El presidente de Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa), Alberto Álvarez, aseguró en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA que la rentabilidad de los ganaderos se estaba resintiendo por el aumento de los costes. “Sobre todo la soja, que tira a la vez del resto de cereales para la alimentación de ganado. Hay mucha especulación en el mercado de los cereales. A esto se suma el aumento de la demanda de China por la recuperación de su economía”, explicó. El caso es que buena parte de ese análisis podría aplicarse también a otros sectores. Fuentes de la industria asturiana señalaron que “la demanda de China ha provocado una escasez de muchos materiales y que el precio de otros muchos se haya disparado”.

“Al final lo que se ha producido es un desequilibrio entre la oferta y la demanda. El año pasado los precios de las materias primas estaban muy bajos porque no había demanda, pero ahora la salida de la crisis está siendo bastante sólida”, argumenta Antonio González Díaz, presidente de la agencia de valores asturiana R3 PWM, “no ha habido quiebras empresariales y durante estos meses la gente ha ido acumulando unas enormes bolsas de ahorro”. Eso ha provocado que, con el proceso de vacunación avanzando a buen ritmo, la demanda se esté recuperando con bastante fuerza lo que está llevando a que en muchos sectores se esté produciendo un “cuello de botella”. Por ejemplo, en el caso de los microchips (prácticamente una materia prima más) –al que se aludió en el primer párrafo– el problema viene también por ese incremento desmesurado de la demanda. Esa pequeñita pieza es indispensable para armar productos tan dispares como un coche, un ordenador, una nevera o, incluso, una tostadora. Y los fabricantes ante el incremento de la demanda están dando prioridad al mejor postor. Al que más pague. Y, de momento, esa puja la están ganando las compañías de electrónica. La situación no mejorará. Al menos a corto plazo. En su último informe sobre el estado del mercado la patronal nacional de fabricantes de vehículos, Anfac, asegura que “la falta de fabricación de semiconductores por la alta demanda está afectando no solo a las fábricas españolas sino a toda Europa. Para adecuar el ritmo a la disponibilidad de los componentes, se han efectuados paros y retrasos en las líneas de producción. Las previsiones apuntan a que la escasez de microchips va a seguir siendo un problema para las factorías de los vehículos al menos durante el primer semestre de 2022”. De hecho, hay algunos fabricantes de coches en Alemania que se están planteando comenzar a fabricar microchips por su cuenta, para dejar de depender de terceros.

El “bróker” asturiano y experto en los mercados de las materias primas, Rubén Vilela, asegura que los precios “mantienen una tendencia alcista y todo apunta a que seguirán al alza”. Y en una línea similar a la expresada por el patrón de los constructores asturianos, Vilela asegura que para la región una de las consecuencias de este incremento de los costes será el “abandono de algunas obras por las subidas de los costes”. Y agrega: “El rally de las materias primas puede afectar en nuestra región de muy distintas formas, una de ellas y bastante importante en nuestra comunidad es el sector inmobiliario, en este caso hay riesgos de que muchas obras acaben echándose para atrás”. Para hacerse una idea de la intensidad del problema basta con echar una mirada a la evolución de los precios de algunos de estos materiales. El coste del cobre se ha disparado más de un 100% desde los mínimos que había alcanzado en el año 2020. El aluminio ha subido un 60%. El petróleo, un 120%. Y el acero corrugado un 80%.

Vilela asegura que el incremento del precio del petróleo ya está afectando “directamente a los transportistas, un sector muy relevante en Asturias”. Otra de las consecuencias de toda esta marejada de subida de precios y suministros es que los concesionarios tienen problemas para entregar los coches nuevos a tiempo, asegura Antonio González. Hay demoras de meses, lo que ha disparado las ventas de vehículos de segunda mano.

No obstante, González asegura que los precios tenderán a la estabilización. “El ‘boom’ de la demanda que hay irá tendiendo también al equilibrio. Y aunque haya flujos de especulación financiera que han entrado en las materias primas, igual que han entrado acabarán saliendo”, pronostica.

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