Pedro Fernández Alén | Presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC)

"El Principado debería dejar de encargar obra pública a empresas del Estado"

"Si se hacen bien las cosas, la construcción tiene buenas perspectivas en Asturias, ya que su tejido empresarial es extremadamente rico"

Pedro Fernández Alén, ayer en Oviedo.

Pedro Fernández Alén, ayer en Oviedo. / Miki López

Yago González

Yago González

Pedro Fernández Alén (Badajoz, 1974), licenciado en Derecho, es desde marzo de 2021 el presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), donde aterrizó en 1999 y donde desempeñó el cargo de secretario general entre 2009 y 2019. Ahora es, por lo tanto, el máximo representante de un sector que genera 1,2 millones de puestos de trabajo en España, 10.000 de ellos en Asturias. Fernández Alén estuvo ayer en Oviedo, donde clausuró la jornada "Eficiencia en la inversión en el ámbito del sector público", organizada por la patronal regional, CAC-Asprocon. La construcción afronta una situación paradójica: si bien es uno de los sectores más beneficiados por los fondos Next Generation de la Unión Europea, sus proyectos sufren un encarecimiento muy pronunciado por la subida de costes de los materiales. Además, cada vez hay más problemas para que las nuevas generaciones se suban al andamio.

–Dado el título de la jornada en la que ha participado, ¿significa que la inversión en el sector público es poco eficiente?

–Es imprescindible que el gasto sea eficiente, pero eso no significa necesariamente que sea bajo. Los fondos europeos están llegando con mucha intensidad a nivel nacional: siete de cada diez euros están yendo a parar al sector de la construcción. Lo que no puede ser es que los órganos de contratación sigan pensando en que la subasta es la mejor manera de adjudicar las obras, porque no lo más barato es lo mejor.

–¿A qué se refiere?

–A mí me gusta poner el ejemplo de que, cuando estás enfermo y necesitas un médico, no buscas el más barato, sino el mejor. Pues con la contratación pública debería ser lo mismo, buscando la eficiencia y la optimización de los fondos europeos. Para eso es necesario abandonar la subasta y buscar una cláusula de reequilibrio económico de los contratos para que, si a lo largo de la ejecución se producen grandes vaivenes de los costes como los que se están produciendo con motivo de la guerra de Ucrania, que se puedan compensar para que la licitación no se paralice. Porque, después de quedar desierta, lo peor que le puede ocurrir a una licitación es que se ralentice por problemas de costes.

–¿Hasta qué niveles deberían llegar esas cláusulas para compensar los costes actuales?

–Los costes dependen de la tipología de obra. El pasado día 2 finalizó el mecanismo excepcional de revisión de precios para la obra pública. Nosotros creemos que ese sistema debería haberse prorrogado, y desde la CNC enviamos una carta al presidente del Gobierno solicitándoselo. Por lo tanto, estamos esperando a que se prorrogue o que se introduzca un nuevo sistema de precios mucho más estable. Lo que no tiene sentido es tener una norma excepcional para la situación que estamos viviendo en la que la fluctuación de los precios de los materiales está siendo muy sensible y habitual desde hace meses. Porque lo que buscan este tipo de cláusulas es pagar lo que razonable y justamente se debe a la empresa adjudicataria. Si, por ejemplo, el precio del cobre se dispara un 30%, el contratista que tiene que construir la catenaria no podrá realizar la obra, o no cumplirá el plazo acordado porque esperará a que el precio baje.

–Pese a esa adversidad, si siete de cada diez euros de Europa van a la construcción la situación del sector tampoco es tan mala, ¿no?

–Estamos en un momento agridulce. Dulce porque se viene una enorme cantidad de trabajo, y agrio porque, como digo, los costes no se están cubriendo con lo que las Administraciones están pagando. Los precios deben actualizarse cuando sale una licitación. Por ejemplo, las obras de ampliación del Hospital de Cabueñes quedaron desiertas porque no se cumplía el presupuesto; se tuvo que licitar otra vez con un precio mucho mayor. Esta misma semana, las obras del trasvase Júcar-Vinalopó salió en un principio por 10 millones de euros, y ahora ha vuelto a licitarse por 18. Las grandes obras deben licitarse con una cláusula de estabilización de los contratos, porque si las obras tienen un plazo de cuatro años, nadie sabe qué fenómenos geopolíticos pueden surgir que alteren por completo los precios.

–¿Qué perspectivas tiene para el sector en Asturias?

–Vemos unas perspectivas buenas si se hacen bien los deberes. Insisto en que el Gobierno asturiano tiene que ayudarnos a introducir esa cláusula de revisión de contratos de la que he hablado. Es cierto que, en teoría, se trata de una competencia del Ejecutivo central, pero las Administraciones autonómicas pueden presionar para que lo ponga en marcha. Y luego, y esto es muy importante, el Principado tiene que evitar el encargo de obras a medios del propio Estado. El tejido empresarial asturiano es extremadamente rico y ha sido pionero en muchos ámbitos, especialmente en construcción. Y creemos que muchas de las obras que se van a ejecutar en Asturias deberían adjudicarse a compañías privadas de la región.

–Se refiere a varias adjudicaciones al grupo público Tragsa que la patronal asturiana ha criticado, ¿no?

– Yo no voy a decir ningún nombre. El problema en cualquier caso no es de la empresa de la Administración, sino de quien hace el encargo. La empresa propia nunca puede decir que no si desde el sector público se le encomienda un proyecto. El problema es la consejería, el ayuntamiento o la comunidad autónoma que hace el encargo al medio propio cuando lo puede hacer perfectamente el sector privado.

–Uno de los problemas que señalan las constructoras asturianas es la escasez de mano de obra, especialmente entre jóvenes. ¿Es un problema generalizado en España? ¿Qué atractivos ofrece el sector para atraer más personal?

–En efecto, es algo extendido en todo el país y tenemos que potenciar la formación para tener más mano de obra lo antes posible. Desde hace tiempo la CNC viene reclamando al Gobierno un plan de choque para jóvenes, porque la media de edad de nuestras plantillas es de 36 años. Sólo el 9% tiene menos de 30 años, y eso no tiene ningún sentido en un momento en que el desempleo juvenil está cerca del 30% y hay un total de 3,5 millones de parados. La construcción es un sector que paga bien y tiene buenos horarios. También queremos un plan de choque para mujeres, que representan el 11% del sector, y esta semana de celebración del 8-M es un momento apropiado para subrayarlo. Hemos pasado del 9% al 11% en un sólo año, pero ese porcentaje debe seguir creciendo. Asimismo, el colectivo de inmigrantes nos puede aportar mucho valor añadido. Tenemos 1,4 millones de inmigrantes ahora mismo en España, pero posiblemente lleguemos a cerca de los 2 millones si se hacen las cosas bien y la intensidad de los fondos europeos se pone finalmente en juego.

–Ferrovial es uno de los buques insignia no sólo de la construcción, sino de la economía española en general. ¿Qué le parece su traslado a Países Bajos?

–Nosotros no entramos a valorar decisiones internas de ninguna empresa. Ferrovial es una líder mundial y yo siempre quiero que los líderes mundiales estén en España. Es importante que todos hagamos lo posible por que siga siendo así.

[object Object]

El sector de la construcción, reunido ayer en Oviedo para la celebración de una jornada en el Palacio de Congresos, advirtió de que la finalización del mecanismo de revisión de los precios públicos que el Gobierno central puso en marcha para compensar los contratos, ante la espiral inflacionaria desatada en el último año, podría provocar la «suspensión de las grandes obras previstas por los fondos europeos». Así lo manifestó Pedro Fernández Alén, presidente de la patronal nacional y encargado de clausurar el acto.

Suscríbete para seguir leyendo