La empresa asturiana reclama "ayudas a la economía" ante un 2023 que afronta "con cautela", pero "no con pesimismo"

Total dice que la región podrá ser un "gran polo energético" y Capsa ve grandes opciones para captar inversiones por la disponibilidad de agua

Por la izquierda, Eduardo González (KPMG), Javier Sáenz de Jubera, Josçe Armando Tellado, Fernando Alonso, María Calvo y Alberto Fernández.

Por la izquierda, Eduardo González (KPMG), Javier Sáenz de Jubera, Josçe Armando Tellado, Fernando Alonso, María Calvo y Alberto Fernández. / Fernando Rodríguez

El empresariado asturiano ve 2023 con "cautela e incertidumbre", pero "no con pesimismo", señaló este miércoles la presidenta de la Federación Asturiana de Empresario (FADE), María Calvo. La inflación, el coste de la energía, la escalada de los tipos de interés y la inestabilidad normativa son los principales motivos de prevención. Calvo reclamó "ayudas a la economía y a las empresas, un marco legal estable y un escenario que incentive la inversión y no la desincentive". "Se necesita desplegar todos los recursos prometidos", señaló, en particular los fondos europeos de Nueva Generación.

A juicio de la presidenta de FADE, un buen destino para estos recursos son impulsar la digitalización de las empresas, mejorar y promover la formación y simplificar la burocracia administrativa, tres objetivos que reclama la mayoría de los empresarios y directivos asturianos en la última encuesta realizada por la consultora KPMG y cuyo resultado fue difundido el 14 de marzo.

Esa encuesta arrojaba que dos de cada tres empresas asturianas (el 66%) prevén aumentar su negocio este año y otro 16% estima que lo mantendrá. El 56% de las sociedades del Principado esperan incrementar inversiones (seis puntos más que en España), y aunque el promedio es muy pesimista sobre la situación de la economía asturiana vista de modo genérico (el 50% la ve regular y el 32% la juzga mala o muy mala), el 65% de los empresarios y directivos asturianos dicen que la situación de sus empresas es buena o excelente y el 42% espera que mejore este año. Calvo dijo que "pocos empresario saben, como los asturianos, caer y volver a levantarse", como ya ocurrió tras las reconversiones industriales. "Me enorgullece pertenecen a un colectivo que ve oportunidades en cada reto", señaló.

Alberto Fernández, socio de KPMG, señaló que la visión de las empresas asturianas es "prudente", con la preocupación centrada en la crisis energética, la inflación y los tipos de interés el alza. El 62% de los empresarios han redefinido su política de precios para repercutir el aumento de costes al cliente y el 22% planea hacerlo durante este año. La tensión inflacionaria es "la principal amenaza para la economía en los próximos doce meses", según el empresariado español y el asturiano consultado por KPMG.

No obstante, Fernando Alonso, presidente de Isastur y vicepresidente de la patronal metalúrgica asturiana (Femetal); Javier Sáenz de Jubera, presidente de Total Energies en España, y José Armando Tellado, director general de Capsa, relativizaron el problema inflacionario. Alonso sostuvo que la inflación sería preocupante si fuese un fenómeno que se diese solo en España o solo en la UE porque entrañaría una pérdida de competitividad, pero no lo es tanto si el fenómeno –como está ocurriendo– es global. "La inflación se va a contener y, aunque lo pasaremos mal transitoriamente por la subida de los tipos de interés, se resolverá". Sáenz de Jubera señaló en el mismo sentido que, aunque los precios de la energía son "altos", "están más bajos que en 2022". Y Tellado manifestó que "la inflación alimentaria se irá mitigando y mejorarán los márgenes de las empresas que hemos sufrido por no haber trasladado todos los costes a los clientes. "La inflación es coyuntural", agregó.

El sector del metal y de la ingeniería ve 2023 con "optimismo", dijo Alonso, y el panorama para las empresas de construcción de infraestructuras energéticas es "inmejorable". "En general, todo el mundo es optimista", explicó, aunque existe el temor a la falta de personal cualificado cuando "el sector va a generar muchas oportunidades de empleo en el futuro". Jubera afirmó también que "estamos en una situación de oportunidad", aunque habrá que afrontar una compleja reforma del mercado eléctrico europeo. Y Tellado vaticinó que 2023 será mejor que 2022.

El presidente de Total expresó su creencia de que Asturias puede convertirse en "un gran polo energético" con la descarbonización, como evidencian, dijo, "los proyectos anunciados y los que vendrán". Y Tellado pronosticó que la disponibilidad de agua –en un entorno de cambio climático– sitúa a Asturias en "condiciones favorables" para la industria alimentaria y para captar inversiones tecnológicas, y demandó a la UE ajustes en frontera frente a importaciones de países con normas menos exigentes.

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La cifra de negocio de la industria asturiana volvió a tasas positivas en febrero con un incremento en tasa anual del 7,3%, según dijo ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE) tras dos meses consecutivos de retroceso con caídas del 1,8% y del 9,9% en diciembre y enero respectivamente. En ambos casos Asturias había sido la única comunidad con comportamiento negativo. Pese a la vuelta a tasas positivas, la facturación de la industria asturiana no alcanzó la media nacional (en España el aumento fue del 8,8%) y el sector fabril de la región se situó en décimo lugar entre las 17 comunidades autónomas. La vuelta al crecimiento del volumen de negocio ha podido estar apoyado en la reapertura el 2 de febrero del horno alto A de ArcelorMittal, que había estado parado por la caída de la demanda desde el 28 de septiembre. El pasado 22 de marzo, esta misma instalación volvió a parar a causa de un incendio y persisytirá en esta situación durante algunos meses, por lo que es posible que el indicador industrial haya vuelto a flaquear desde entonces. En todo caso, la cifra de ingresos no está condicionada solo por la producción sino tanbién por los precios, lo que ha sido muy influyente en los meses de 2022 con mayor inflación energética, de materias primas y de productos transformados. Unesid, la patronal siderúrgica española, avanzó el balance del sector el año pasado, en el que se constató una caída del 4% de la demanda de productos siderúrgicos (descendió hasta los 12,4 millones de toneladas), un aumento de las importaciones extracomunitarias del 4% (hasta los 4,2 millones de toneladas, la cifra más elevada de los últimos 15 año) y una merma de las exportaciones, del 14,3%, todo lo cual supuso que la producción española de acero bruto cayera el 19% y se situara en 11,5 millones de toneladas, 2,6 millones menos que un año antes.

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