La infanta Cristina contó al juez del "caso Nóos" que ella y su marido, Iñaki Urdangarín, nunca hablan en casa de sus negocios. Así consta en la transcripción de la declaración que prestó como imputada el pasado día 8 y que ayer fue notificada a las partes. En esa testifical, la hija del Rey negó insistentemente, con cientos de evasivas, todo conocimiento de las presuntas actividades ilícitas de su esposo, en quien descargó la responsabilidad del control de la economía familiar y de su participación, al 50%, en la sociedad Aizoon: "Confiaba en él, él me lo sugirió y así lo acepté". "Siempre me he fiado de mi marido", añadió.

La Infanta, que insistió en que creía en la "honradez" de su marido, reiteró su confianza en él para poder explicar a Castro por qué constituyeron a medias la mercantil Aizoon, dirigida a "canalizar sus ingresos profesionales".

Sin embargo, prosiguió, "a partir de ahí, yo no he tenido nada más que ver, ya lo ha llevado él, yo no he intervenido en nada". Tanto es así que negó haber participado nunca en las juntas de la sociedad familiar, ni haber estado "en una sede social de Aizoon", ya que nunca supo que el despacho de su marido en el lujoso palacete de Pedralbes (Barcelona) tuviera esa condición.

En otro momento de su declaración, que se prolongó por espacio de seis horas y media, Cristina de Borbón argumentó que "precisamente por ser hija del Rey, quizá se me ha sometido a un escrutinio mayor y se me ha mirado con más detalle todos los temas relacionados con la administración y con temas delicados y referentes a la Hacienda".

En relación con su padre, el Rey, la Infanta le explicó al juez del "caso Nóos" que nunca habló con él sobre las "razones estéticas y de imagen" que hicieron que la Casa del Rey recomendara en 2005 a Urdangarín que se apartara del Instituto Nóos, una entidad que doña Cristina no creía que tuviera vinculación alguna con Aizoon.

Castro le preguntó entonces si su padre no le había "hecho ninguna observación" sobre el consejo que dio a su esposo el asesor de la Casa Real José Manuel Romero, después de que se comenzaran a cuestionar en Baleares los contratos entre la administración autonómica y la entidad que presidía su esposo.

"No, nunca", contestó tajante la hija menor del Monarca, que reconoció que conocía la solicitud que hizo Romero a Urdangarín y que éste le explicó que el propósito era "evitar posibles malas interpretaciones" de los contratos entre administraciones públicas y el Instituto Nóos, que, según sus estatutos, no tenía ánimo de lucro.

El magistrado le preguntó asimismo por los 1,2 millones de euros que le transfirió el Rey para ayudar a la pareja a comprar el palacete de Pedralbes. "Fue un préstamo y tengo toda la intención de devolvérselo", señaló doña Cristina al instructor del caso.

Admitió que está devolviendo el dinero con retraso porque han cambiado las circunstancias de la economía familiar: "Ahora no estamos en condiciones de devolver nada". "Me imagino que su Majestad el Rey no les habrá apremiado con interposición de acciones judiciales ante esta situación", preguntó entonces Castro, a lo que doña Cristina respondió: "Al final es mi padre y se fía de mí".

Respecto a otro préstamo, el de 400.000 euros que ella y Urdangarín hicieron al antiguo socio de éste en el Instituto Nóos, Diego Torres, manifestó que le pareció bien, aunque su relación con Torres y su esposa se limitó a compartir una comida y una cena.

La duquesa de Palma también negó que, como declaró una empleada de su casa, le ofrecieran pagarle en negro, aunque insistió en que jamás tuvo conocimiento de que el servicio doméstico era contratado a través de Aizoon.

En la misma línea, descartó tener nada que ver con que se cargaran a la sociedad común como gastos deducibles facturas de servicios y productos para su disfrute personal o de la familia porque nunca tomó partido en la administración.

"Yo no me he ocupado de los gastos y las facturas, todo esto lo ha llevado siempre mi marido, realmente en casa teníamos repartidas las funciones y él se ha ocupado siempre de toda la parte financiera de la economía familiar", detalló.

En consonancia con esta línea de argumentación, también aseguró no recordar si su marido y ella recibieron clases de salsa y merengue por un total de 707 euros cargados a Aizoon. Ante lo que el juez Castro le espetó: "Yo recibí clases de baile hace treinta años y aún me acuerdo".