R. VALLE

Ahora mismo es sólo un gran contenedor vacío bajo el suelo de la plaza del Padre Máximo González y el Museo del Ferrocarril, pero, cuando se ponga en funcionamiento este lunes, el pozo de tormentas de la cuenca centro de Gijón será un elemento básico para la mejora de la calidad de las aguas de la playa de Poniente, el puerto deportivo y el centro de talasoterapia. La alcaldesa de la ciudad, Paz Fernández Felgueroso, inauguró ayer la nueva instalación de la Empresa Municipal de Aguas (Ema), que hoy vuelve a poder ser visitada por todos los ciudadanos en horario de 12 a 15 y de 17 a 20 horas en recorridos de media hora de duración. «Estas son esas instalaciones en las que el Ayuntamiento invierte tanto y que no se ven, pero deben ser apreciadas por los ciudadanos», recordaba la regidora socialista. El pozo de tormentas ha tenido un coste económico de 12 millones de euros y un período de construcción de más de dos años.

El grueso de la instalación son sus dos depósitos de agua. El primero, a un nivel superior, tiene capacidad para almacenar 3.700 metros cúbicos de agua. Y el segundo, a un nivel inferior, tiene un volumen de 22.600 metros cúbicos. Entre uno y otro, el equipamiento está preparado para controlar el vertido de aguas a la costa tanto en períodos intensos de lluvias como en épocas de grandes riadas, que estadísticamente se dan una vez cada cien años. El pozo retendrá las aguas de lluvia en épocas de abundancia para favorecer su depuración en la estación de La Reguerona antes de llegar al mar.

El pozo de tormentas está atravesado por los colectores de las calles de Rodríguez San Pedro y Marqués de San Esteban, que se conectan con la estación de bombeo de El Natahoyo. «En total es un contenedor enorme de casi 40.000 metros cúbicos que permitirá una mejora sustancial en la calidad de las aguas de baño de Poniente», explicaba a los vecinos el gerente de la Ema, Luis Alemany.

Pero el pozo de tormentas de Poniente no sólo recogerá agua. El primer nivel de la construcción en el subsuelo, que aún no está finiquitado, ha sido habilitado como aparcamiento de vehículos con espacio para unas 140 plazas. En principio, el «parking» no estará abierto al público y será utilizado por las empresas municipales de aguas y limpiezas para guardar los coches, furgonetas y camiones que integran su flota. Ya en superficie se ha diseñado un curioso jardín que se cruza con viales preparados para el uso peatonal y con zonas de descanso para sentarse al sol en bancos de madera. Este nuevo jardín ocupa el espacio que, en su momento, recorría el trenecillo del Museo del Ferrocarril.

Quienes ayer visitaron el pozo de tormentas de Poniente, y quienes lo hagan a lo largo de la jornada de hoy, también tienen la posibilidad de ver una importante obra de ingeniería y construcción. El gerente de la Ema indicaba ayer que la excavación se realizó con una hidrofresa «es la segunda vez que se utiliza en la ciudad, la primera fue en las obras del metrotrén» y con un sistema construcción especial por el cual la mayor parte de las obras se desarrollaron a cubierto, evitando molestias a los vecinos del entorno de Poniente y El Natahoyo.