En la llamada sala de pinturas del recinto de la antigua Universidad Laboral, el piso noble del teatro con mayor capacidad de Asturias, tuvo lugar ayer un emotivo reencuentro con una de las principales obras del artista sevillano Enrique Segura Iglesias (1906-1994): los frescos que realizó hace sesenta años para mostrar la génesis de la construcción de la Universidad Laboral de Gijón (uno de los mayores edificios levantados en España) y, especialmente, el concepto que llevó a su realización: «Los valores de la familia, del esfuerzo y del trabajo», en palabras de Miguel Ángel Álvarez Álvarez, licenciado en Historia del Arte que está preparando su tesis doctoral sobre Enrique Segura Iglesias.

En el homenaje participaron seis de los siete hijos del artista: Javier, Fernando, Enrique, José Luis, Miguel Ángel y Teresa Segura Coronado, quienes mostraron su «profundo» agradecimiento por ver que desde los ámbitos universitarios se está tratando de recuperar gran parte de la obra de su padre, que estaba casado con María Coronado Andrés.

Por su parte, una amplia representación de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad Laboral de Gijón, encabezada por su presidente, Antonio Gutiérrez Díaz, participó en el acto, en el que se dio lectura a una resolución de su junta de gobierno, en la que se muestra su agradecimiento a Enrique Segura por la realización de los frescos.

Antonio Gutiérrez entregó a los hijos del artista sevillano varios obsequios, entre ellos el primer tomo de la colección de la revista «La Torre», que se publicaba cuando la Universidad Laboral estaba en activo. Los hijos de Enrique Segura devolvieron el cumplido entregando a la Asociación de Antiguos Alumnos un boceto original de los realizados por su padre cuando la Fundación Girón de Velasco (ministro de Trabajo entre 1941 y 1957) encargó al pintor la realización de los frescos de la bóveda del salón de actos (luego teatro) de la Universidad Laboral, que ahora están tapados tras la última rehabilitación del coliseo.

Se trata de un boceto realizado en óleo sobre cartón de una parte del frontispicio, que ahora quedará en custodia a cargo de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad Laboral, «un cuadro muy importante», destacó Miguel Ángel Álvarez Álvarez.

Asimismo, los hijos de Enrique Segura Iglesias visitaron los alrededores de la antigua Universidad Laboral, destacando la belleza de esos espacios rurales del concejo.

En concreto, Enrique Segura Iglesias pintó la bóveda del teatro de la Laboral a partir de 1952 y entre 1953 y 1955 los frescos de la sala superior, donde en cinco paneles muestra alegóricamente la gestación del proyectado orfelinato minero que luego se convertiría en la Universidad Laboral, una de las mayores empresas educativas del franquismo por mediación del falangista palentino José Antonio Gijón de Velasco desde el Ministerio de Trabajo.

En la parte más noble del inmenso edificio proyectado por el arquitecto Luis Moya, Enrique Segura utilizó trescientos metros cuadrados de las paredes de la ahora denominada sala de pinturas para dejar un recuerdo permanente y alegórico de la gestación del orfelinato minero y luego Universidad Laboral, que es lo que se puede ver en el primer panel, donde Enrique Segura pintó a Luis Moya rodeado de su equipo técnico.

Los otros paneles muestran la lucha de los alumnos por forjarse un porvenir mediante el estudio, una meta que no todos alcanzan. El último panel muestra a Dios envolviendo a quienes terminaron los estudios con el manto de la perfección y la educación completa. Es la imagen del triunfo. En este panel el artista se pintó a sí mismo y a su esposa. En las postrimerías del acto, Miguel Ángel Álvarez enseñó dos bocetos originales (en lápiz y carboncillo) de los que utilizó Enrique Segura para los frescos de su «capilla Sixtina».