Más de sesenta mujeres hicieron sonar los cláxones de sus motocicletas para celebrar "Motocomadres", una iniciativa para aunar feminismo y motor. "No es la pasión de mi vida, es mi vida convertida en pasión", rezaba un grabado de una de la treintena de motocicletas que se dieron cita ayer en Nuevo Roces, para iniciar la jornada motera con féminas venidas desde varios puntos de la geografía española.

Desde el País Vasco, Santander, León, Palencia y Valladolid acudieron a la llamada de Aida Puertas, alias "Aidusky Martin", artífice de esta original cita que reivindica "la autonomía" de la mujer sobre las dos ruedas. Algo necesario a pesar de que no exista machismo en el gremio. "Es más mito que otra cosa. No importa ni la edad, ni la condición sexual, ni la raza. Aquí no hay discriminación. Por eso solemos llevar calaveras, porque sobre una moto somos todos iguales", defiende Aida Puertas. En cambio sí reconoce que muchas llegan a la gran cilindrada por influencia varonil. "Venimos por el chico, pero un día te cansas de ir de paquete en la moto y optas por tirar para adelante con tu propia montura. Se nace motera", asegura. De esa pasión llega "Motocomadres" por segundo año.

"La idea surgió el año pasado entre cuatro amigas porque no me gusta como se está desviando el tema de las comadres, entonces buscamos una pasión que disfrutamos todas para reunirnos", explicó Aidusky, que se mostraba "emocionada porque no contaba con ser tantas". Al final, 66.

"Nos ha costado mucho venir porque en el Huerna pillamos nieve pero merece la pena porque es genial participar aquí porque casi no se hacen cosas para mujeres y lo necesitamos porque es un mundo muy de chicos", defendía la leonesa Laura Toral. Desde Suances, Cantabria, llegó Marta "Hub Strong", que utiliza de alias el modelo de moto que utiliza, está convencida de que las mujeres "no tenemos necesidad de hacernos valer ante nada, tenemos el sitio bien cogido y lo hacemos porque nos gusta". La actividad, contó con mujeres de todas las edades. Henar Suárez, la benjamina del grupo, de once años, no perdió detalle de los preparativos antes de partir. "Me gustan las motos desde pequeña, me lo pegaron mis padres y esto es una experiencia muy buena", apuntó.

La jornada comenzó en el barrio de Nuevo Roces con un desayuno de hermanamiento para conocerse en persona, pues muchas de las amistades provienen de las redes sociales, en especial de Facebook donde ya son casi 200 moteras en el grupo. Cafés, zumos y churros para entrar en calor por las inclemencias meteorológicas que se apreciaban a las diez de la mañana cuando empezaron el día. "Ni con frío, ni con lluvia, nada nos echa para atrás", confesaban las intrépidas pilotos que descartaron tajantemente suspender el recorrido programado de 110 kilómetros.

A las once en punto de la mañana partieron en dos filas hacia Villaviciosa y repusieron fuerzas con un caldo para combatir el frío en Sariego. A las moteras se le sumaron más compañeras, que o bien por enfermedad o lesión o bien por edad escoltaron en coche a la comitiva hasta una sidrería parrilla en el kilómetro 7 de la carretera de Luanco a Avilés. Allí degustaron productos asturianos, para enseñar la gastronomía regional a las "foriatas", con el pitu de caleya como base del ágape.

En el convite llegó el turno de un sorteo de regalos relacionados con el motor y la belleza. Cascos, chaquetas, guantes, un vale de mantenimiento para la moto o una cena para dos personas, entre otras cosas. Tras la despedida cada una emprendió ruta a su destino de origen, por libre, y con el compromiso de "comadrear" a dos ruedas el año que viene.