Una colonia de cangrejos rojos americanos, cuyo nombre científico es "Procambarus clarkii", se ha adueñado del estanque de la plaza de Europa ante el asombro de los operarios municipales que en dos jornadas de trabajo han retirado ya 60 kilos de este crustáceo de agua dulce considerado como especie exótica invasiva en España.

La plaga fue descubierta al vaciar el contenido del recinto motivado por las labores de limpieza que se realizan con periodicidad -la última el año pasado sin encontrar ni rastro del invasor- para prevenir la "legionela". Además de encontrar a los nuevos moradores del estanque los operarios de la empresa municipal de limpieza, Emulsa, se percataron de que habían acabado con buena parte de las demás especies animales del emplazamiento: carpas, salvo las crías y ranas, además de buena parte de la flora. "Hay que estar muy atentos porque se esconden, hay muchísimos y no creo que logremos sacarlos a todos del estanque", señaló ayer Diana Marcos, operaria de Emulsa, mientras faenaba con un truel y con sus manos.

A los ejemplares "incautados", que pueden recorrer tres kilómetros al día, los trabajadores municipales los depositaron en varios barreños de plástico para después sacrificarlos. Una tarea que hoy retomarán, rebuscando entre el lodo del complejo, pero sin la esperanza de eliminarlos por completo de su nueva ubicación ante la facilidad que tienen para crear túneles subterráneos donde depositan en época de apareamiento, otoño, sus huevos diminutos. Hasta 700 por ejemplar si es de buen tamaño.

"Es una especie muy difícil de controlar. Resultará casi imposible eliminar el problema porque se reproducen en gran cantidad y tienen un crecimiento muy rápido -a los tres meses pueden alcanzar los siete centímetros- porque no tiene espacios larvarios intermedios, pasa de los huevos a pequeños cangrejos", señala la científica Laura Clusa, del departamento de Biología Funcional en el Área de Genética de la Universidad de Oviedo. No obstante cabe lugar para la esperanza. "Al ser un lugar cerrado, pequeño, que no es como un río, sí se podría intentar pero o bien se destruye la fauna y flora que ya existe o bien se draga el estanque", aconseja Clusa, que desarrolla su doctorado sobre especies biológicas invasoras en agua dulce.

Si bien ya se han dado casos en Asturias de avistar al crustáceo -en la cuenca del Narcea llegaron a eliminar 58.000 ejemplares en dos años gracias a la coordinación de una asociación de pescadores de Tineo-, la experta explica su llegada a la plaza Europa como un acto humano e intencionado. "Sólo así puede llegar hasta un lugar como el estanque de la plaza de Europa en Gijón", sostiene.

Los cangrejos rojos americanos son animales omnívoros y especialmente depredadores. Son portadores, además, de una enfermedad infecciosa, la afanomicosis, que resulta letal para otras especies, en especial para los cangrejos autóctonos que devoran sin contemplaciones. Ya sean plantas acuáticas, caracoles, peces en todas sus fases de crecimiento, y anfibios. También animales muertos. Cabe señalar que no son especialmente lucífugos por lo que es fácil visualizarlos en el estanque de día, entre la vegetación o incluso a simple vista si el agua está cristalina. Ayer, por ejemplo, numerosos curiosos se acercaron hasta el estanque para tratar de localizarlos. Había tantos que no resultó difícil.

Pese a la toxina que desprenden para otras especies animales son perfectamente comestibles para el ser humano. Incluso, representan el 85% del consumo anual de cangrejos de río en todo el mundo. Precisamente, su llegada a España en 1974 estuvo motivada para su comercialización y, aunque gozó del permiso de la autoridad cuando se introdujeron por primera vez en las marismas de Sevilla, se reeditó esa práctica en otros emplazamientos de la Península ya sin el consentimiento legal. La proliferación de pescadores que vieron negocio en estos cangrejos rojos americanos facilitó una rápida expansión que a día de hoy no deja sitio en España sin la aparición de esta especie. Incluidas las islas Canarias y Baleares.

El beneficio económico parece estar ahora en peligro tras una sentencia del Tribunal Supremo en que se prohíbe comerciar con ellos. Los cangrejos rojos americanos, pese a estar incluidos en el catálogo español de especies exóticas invasivas, gozaba de un permiso especial para comercialización. Ahora la Justicia ha dado la razón a una agrupación ecologista que solicitó el veto para su pesca, posesión, transporte, tráfico y comercio tanto interior como exterior. Un fallo que ya ha sido recurrido al Tribunal Constitucional por el sector del cangrejo, que mueve un volumen de negocio de 20 millones de euros, aporta 150.000 jornales al año y atiende a 250 familias de pescadores sólo en Andalucía.