Gijón despidió esta mañana su semana más Santa con la tradicional procesión del Domingo de Resurrección en que la Virgen María se reencuentra con su hijo resucitado. Un encuentro que congregó en el paseo del muro a cientos de feligreses y que arroparon a las tres cofradías de la ciudad.

El tiempo respetó el cierre de la Semana Santa que el día anterior, por la lluvia, privó a los más devotos de procesionar por las calles de Cimavilla. Esta mañana, a pesar del viento, se vivió un día más soleado, en especial en el tramo final donde las ráfagas de aire fueron de menor intensidad. Justo cuando la cofradía de la Santa Misericordia transportaba el paso de la Virgen de la Alegría, escoltada por las manolas de mantilla blanca, salió el sol para ser testigo del encuentro con Jesucristo resucitado, un paso al que custodió la cofradía del Santo Sepulcro -junto a la Asociación de Veteranos Paracaidistas del Principado de Asturias (Asvepa-Astur)- desde su salida en la Basílica del Sagrado Corazón, conocida como la Iglesiona.

Junto a la Virgen de la Alegría, estaba el paso de San Pedro Apóstol sobre los hombros de la cofradía de la Santa Vera Cruz. Los tres pasos se juntaron ante la Antigua Pescadería Municipal y con centenares de testigos. Allí, tanto el paso de San Pedro como el de la Virgen realizaron sus tres genuflexiones de rigor ante Jesús con todos los feligreses ya destocados. Por su parte, las manolas, realizaron su ofrenda floral de claveles blancos sobre el paso de Jesús resucitado.

Tras el encuentro, feligreses y cofrades pusieron rumbo a la iglesia de San Pedro que al toque de campanas llamó a la oración poco antes de la una del mediodía hasta llenarse por completo. Allí se celebró la misa solemne de Pascua de Resurrección oficiada por el párroco del templo, Javier Gómez Cuesta.