Después del revés sufrido esta semana en la asamblea de socios, tras el veto de los grupistas a la entrada de 295 nuevos asociados y del presupuesto para 2017, la junta directiva del Real Grupo de Cultura Covadonga, que preside Antonio Corripio, suma un nuevo frente. Varios socios de la entidad han tomado la decisión de unirse para intentar controlar las decisiones de la directiva.

Son seis socios grupistas los que se reunieron ayer en el Bellavista para delinear su plataforma que tiene que objetivo principal ser un cauce de comunicación entre los socios y la directiva, un vehículo eficaz para transformar el descontento social en la entidad deportiva. "Consideramos que la directiva está distanciada del día a día del socio, no está pisando la calle", relató Adolfo González, ayer tras la reunión.

No obstante, el sexteto de socios (Juan Molina, Amparo Abejón, Alfredo González, Pelayo Palacios, Toño Migoya y Adolfo González) incidieron en que lo suyo no es oposición ni un frente "anti Corripo" "sólo somos el conducto entre el descontento que detectamos en la cafetería y los vestuarios", en referencia a los comentarios de disgusto que, dicen, se pueden oír en las instalaciones grupistas, y que igual no llegan con el suficiente eco a los despachos del club. "Somos críticos en algún aspecto como con la desaparición del socio deportivo, o el daño hecho a las distintas secciones que han perdido su capacidad competitiva". "Los resultados el último año han bajado considerablemente", lamentan.

Además pretenden agilizar varios proyetos como los de mantenimiento del campo de hockey del que dicen es una necesidad urgente, para evitar lesiones de los deportitas. "Hay que hacer énfasis. Hay que dejar para tiempo futuro el endeudarse y hacer obras faraónicas" recomiendan a Corripio.