En un mundo laboral ya de por sí masculinizado, existen todavía ciertos sectores en los que la presencia de mujeres resulta especialmente anecdótica. Mar Gaya, psicóloga y técnica superior en implantación de planes de igualdad en empresas, se encargó de inaugurar ayer en el Acuario de Gijón la jornada "La presencia de la mujer en el transporte: un paso adelante", en la que explicó que, según estudios europeos, en el sector de los transportes solo dos de cada diez puestos son ocupados por mujeres. "Si los puestos directivos de una empresa están copados por hombres no podemos esperar que se realice un plan de igualdad con conciencia de género. Romper con este techo no es un objetivo para lograr la igualdad: es el primer paso para alcanzarla", aseguró.

Según Gaya, de poco sirve que los sueldos sean los mismos entre puestos similares si en dentro de una misma empresa las mujeres siguen relegadas a cargos relacionados con su rol social -cuidados o atención al cliente- y sin ningún nivel de responsabilidad. "Es lo que se llama segregación horizontal y vertical. En el sector de los transportes las mujeres se encargan de atender a los viajeros, de temas relacionados con los recursos humanos. Pero al volante del autobús y en las mesas de los directivos siguen estando los señores de siempre", explicó. Lo mismo sucede con los sindicatos, la principal herramienta de presión para los trabajadores. "Uno ve y defiende aquello que conoce", razonó la experta, que destacó la importancia de elaborar planes de igualdad "realistas" y de incluir cuotas que adjudiquen a las mujeres un porcentaje igualitario de las contrataciones. "Los planes actuales son pura estética y no se cumplen. Las cuotas, más que beneficiar a la mujer, neutralizan el privilegio masculino. Según los mismos estudios, las mujeres que se postulan para un trabajo cumplen el 95 por ciento de los requisitos y, los hombres, un 62", aseguró. Esta brecha de género sigue siendo elevada también por la falta de conciliación y la maternidad. "El mundo laboral no respeta el ritmo de vida de las mujeres; se supone que entre los 30 y los 40 años, que es cuando muchas deciden ser madres, es cuando más tenemos que prosperar en nuestra carrera. Nos frenan en seco", lamentó.