La muerte del ovetense Enrique Riestra tras precipitarse desde una altura de diez metros en la playa gijonesa de El Rinconín se trató de un accidente, tal y como confirman las pesquisas y autopsia realizada. Como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, el hombre, que fue enterrado ayer en Oviedo, se desorientó, y por sus problemas de visión -padecía retinosis pigmentaria- no se percató del acantilado.

Los familiares y amigos del fallecido recibieron ayer las muestras de cariño de muchos conocidos. "Es inexplicable, estamos desolados", decía el exconcejal ovetense Roberto Sánchez Ramos, amigo personal de Enrique Riestra, el ovetense de 50 años fallecido tras resbalar en un acantilado de El Rinconín, en Gijón. Sánchez Ramos, que había casado a Riestra con su pareja en 2006, en uno de los primeros matrimonios homosexuales de Asturias, acudió ayer al funeral, celebrado en la capilla del tanatorio de Los Arenales, en Oviedo.

El acto religioso reunió a familiares y amigos en un oficio emotivo de apenas quince minutos de duración, suficientes para despedir a un luchador y para que su padre recibiese el cariño de los que querían al fallecido.