Los párrocos ven "lógico" el nuevo plan de unidades pastorales: "Es el camino"

El sacerdote de San José aprueba su unión con San Pedro y en la zona rural los religiosos aplauden una propuesta "que se pedía a voces"

Un momento de la misa del día de Begoña en las Carmelitas. | Ángel González

Un momento de la misa del día de Begoña en las Carmelitas. | Ángel González / Sergio García

La propuesta para reorganizar todas las parroquias gijonesas en unidades pastorales que permitan crear una hoja de ruta a largo plazo contra la falta de cursa cuenta por ahora con el beneplácito de los religiosos. El plan, adelantado ayer por LA NUEVA ESPAÑA, se trasladó a los sacerdotes este mismo mes, y Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro, señala que el proyecto tiene como finalidad "renovar la forma de trabajar de las parroquias". "Hay que tomar nuevas decisiones, porque las circunstancias son distintas a hace algunos años", razona el religioso, que solo se muestra "sorprendido" por la idea de ligar San José con San Pedro y no con La Resurrección –que ya se ha integrado en una unidad pastoral con San Pablo y Espíritu Santo–, pero reconoce que la Iglesia se encuentra "en un momento de transición" y que el modelo que ahora plantea el arciprestazgo busca "acertar con la forma de anunciar el Evangelio". Con sus matices, otros sacerdotes de la ciudad avalan un plan que, consideran, ayudará a que las parroquias funcionen de manera "eficaz".

Para Fernando Llenín, párroco de San José, la unión con San Pedro sería "lógica". "Hay una vinculación histórica y muchas personas de San José frecuentan San Pedro y viceversa", reconoce Llenín, para quien esta idea "no supone una innovación ni una ruptura, sino que tiene una lógica interna". Desde una perspectiva global, el sacerdote sostiene que "actuar cada uno por su lado no tiene sentido" y que el plan de las unidades pastorales "es el camino".

La propuesta, transmitida por el vicario episcopal José Ángel Pravos, aboga por vincular San Lorenzo con los Carmelitas de Begoña. "Estamos en momento de trabajar ese borrador, pero se hará lo que el Arzobispado decrete", apunta Jorge Cabal, párroco de San Lorenzo, que tilda de "positivo y necesario" el modelo de las unidades pastorales. "Hay que unir fuerzas y unificar criterios para que las personas sean atendidas y que la Iglesia tenga una presencia significativa en la ciudad", añade Cabal, que recuerda que el plan "no es cerrar parroquias, sino una fórmula de trabajo para lograr una mayor comunicación y optimizar recursos". Iván González, párroco de San Nicolás de Bari, explica: "Llevamos trabajando en este tema varios años". Y considera "positivo" el modelo actual de unidades pastorales porque "afronta la realidad" de la falta de clérigos. "La pastoral exige trabajar de otra manera, más en común, y que haya una mayor colaboración entre las parroquias. Así serán las parroquias del futuro", manifiesta. Sobre el planteamiento de que San Nicolás de Bari se una al Buen Pastor y San Andrés de Ceares, Iván González afirma que "es lo más lógico", por proximidad.

En la zona rural, el cambio se ve con buenos ojos. "Es algo que se pide a voces", remarca Maximino Canal, al cargo de Santurio, Castiello de Bernueces, Quintes, Quintueles y, pronto, de Deva. El modelo que ahora se estudia pasa por crear la unidad de Bernueces con Deva, Santurio, Quintes y Quintueles, y Canal señala: "Es lo idóneo. Al llevar varias parroquias debe haber un mismo criterio, aunque cada una tenga su independencia". El párroco pone también en valor el propósito de que en las catequesis haya contacto entre los miembros de diferentes parroquias.

Albino Laruelo, a cargo de las parroquias de Cenero, Porceyo, La Pedrera y Ruedes, destaca que en la zona rural "hay que ir sustituyendo al cura en cosas administrativas o de gestión". Laruelo explica que se debe perseguir "la eficacia" y, para ello, la apuesta por las unidades pastorales es un acierto, a su juicio. "Se trata de intentar ser más efectivos", declara. La propuesta plantea una unidad de La Abadía, abarcando Porceyo, La Pedrera y Ruedes. En el entorno rural, el plan, si fecha límite de aplicación, permitiría que las parroquias pudiesen funcionar con cinco religiosos en vez de con siete, mientras en que en la zona urbana la cifra pasaría de 28 a 17, una reducción que busca ajustarse a una falta de clérigos que, se prevé, irá a más.

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