San José con San Pedro y San Lorenzo con los Carmelitas: este es el plan de reagrupación de parroquias en Gijón

La propuesta de unidades pastorales del arciprestazgo vincula el Corazón de María con los Capuchinos y deja en cinco grupos las parroquias rurales para paliar la falta de curas

La iglesia de San Pedro. | Julián Rus

La iglesia de San Pedro. | Julián Rus

San Pedro con San José, el Corazón de María con Capuchinos y San Lorenzo con los Carmelitas. El arciprestazgo gijonés tiene ya sobre la mesa una propuesta para crear las ya anunciadas unidades pastorales, un modelo que, a instancias del Arzobispado, apuesta por unificar la gestión de templos para suplir la falta de clérigos, tal y como avanzó LA NUEVA ESPAÑA. En la zona urbana, la hoja de ruta plantea reducir el número de sacerdotes necesarios en la ciudad de 28 a 17 y de siete a cinco en las parroquias rurales. La medida, que de una manera u otra se está implementando por buena parte del territorio asturiano, busca dar con una logística que se encaje a una realidad ya inevitable: no hay curas para tantas parroquias y, con el tiempo, el problema seguirá creciendo. La propuesta que se estudia ahora para Gijón, con un primer documento trasladado a los religiosos por el vicario episcopal José Ángel Pravos este mismo mes, plantea una fusión a dos ritmos, creando unidades pastorales que ya se quedan con un único religioso –algunas, como las de Viesques y La Asunción, ya se han llevado a cabo– y diseñando otras que por ahora funcionarán como «parroquias asociadas», formando una unidad pastorales menos rígidas y pensadas para facilitar la fusión cuando sea realmente necesario.

La propuesta que ahora se estudia plantea una reagrupación en distintos niveles, aunque esencialmente en dos. Se diferencia, así, la unidad pastoral en sí misma –asignada a un único párroco– de la ahora llamada «unidad pastoral de parroquias asociadas», y que vienen a funcionar como un «preunidad». «(Las parroquias tendrán) cada una su cura-párroco, trabajando pastoralmente en una complementariedad solidaria de actividades y proyectos, compartiendo recursos humanos, intelectuales y económicos», se señala en el nuevo documento, en el que ya se explica que esta asociación busca que «de cara al futuro haga más fácil la constitución en unidad pastoral, si se llegara el caso».

Esa vinculación en unidades de parroquias asociadas se plantea para San Pedro –con la Basílica del Sagrado Corazón– y San José. Si bien la primera parroquia perdería en un futuro uno de sus tres religiosos, la segunda mantendría al suyo y ambas funcionarían en colaboración, aún separadas, pero con la idea de ir creando lazos para una posible fusión de futuro. La parroquia del Corazón de María y los Capuchinos (San Antonio) también usarían este modelo de unidad de parroquias asociadas, manteniendo cada una a su cura-párroco, y lo mismo se plantea para San Lorenzo y los Carmelitas (parroquia de Begoña), que mantendrían a sus respectivos religiosos. Este modelo de unidades de parroquias asociadas, a juicio de los religiosos, tratan de crear un modelo intermedio entre la necesaria reagrupación de templos y la importancia de respetar las identidades parroquiales, que en los casos de los templos del centro están más arraigadas. Por ahora, algunos religiosos ven «con extrañeza» que San Lorenzo se plantee ligar con los Carmelitas y no con San Pedro, si bien se entiende que el criterio de proximidad geográfica es también válido.

El resto de la reorganización ya se plantea como unidades pastorales al uso, con su reducción de religiosos, aunque el arciprestazgo siempre ha aclarado que se trata de una medida «a futuro» y sin fecha límite de aplicación. Algunas unidades, de hecho, ya están creadas y se toman como referencia. Es el caso de la Resurrección, Espíritu Santo y San Pablo, así como el Buen Pastor y San Andrés de Ceares, que ahora, además, se plantea que se unan con San Nicolás de Bari. Lo mismo sucede con San Juan XXIII (Viesques) y La Asunción, ya con su propia unidad.

Las que se plantean para el futuro, sin fecha por ahora de implementación, implican unir las parroquias de San Vicente y La Milagrosa; San Miguel (Pumarín) y la Sagrada Familia (Contrueces); La Purísima y Santa Bárbara; San Julián y Nuestra Señora de Covadonga (Roces); Fátima, Jove y El Cerillero; Santa Olaya y San Esteban del Mar (El Natahoyo); y Somió con instituciones de las Agustinas, Carmelo, las Hermanitas y la Providencia. Cada unidad se quedará, a largo plazo, con un único párroco.

La zona rural, por su parte, unificaría todas sus parroquias en cinco unidades pastorales, si bien en este caso está ya normalizado que un mismo cura se desplace por cuatro o cinco parroquias a su cargo. En algunas zonas de Asturias, incluso más. La propuesta pasa por crear las unidades de Tremañes (con Poago, Fresno, Monteana, San Andrés de los Tacones y San Miguel de Serín), de La Abadía (con La Pedrera, Porceyo y Ruedes), Vega (con Granda, Huerces, Baldornón, Fano, Caldones y Lavandera), Bernueces (con Deva, Santurio, Quintes y Quintueles) y una quinta con Cabueñes y el hospital público. Las otras cuatro, no obstante, podrán ayudar a dar servicio al hospital o al tanatorio en caso necesario. La propuesta, a priori, se empezará a debatir en unas semanas.

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