El acusado de matar a un anciano de un empujón en Gijón será sometido a un test psiquiátrico y a otro de drogas

El hombre que arrojó al suelo a un octogenario en plena calle continúa en prisión aislado del resto de reclusos a la espera de juicio

Los bancos de la calle Velázquez donde se produjo el ataque. En el recuadro, Ismael López.

Los bancos de la calle Velázquez donde se produjo el ataque. En el recuadro, Ismael López. / Ángel González

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Una prueba psiquiátrica para comprobar si sus facultades mentales estaban alteradas y otro test, este de drogas, para determinar hasta qué punto era adicto a las sustancias ilegales. Esos son los dos trámites que deben resolverse ahora en la instrucción del caso del hombre de 50 años que acabó con la vida de un octogenario, Ismael López, "Mael", al que empujó sin motivo en la calle Velázquez, en el barrio de Montevil. El acusado lleva en prisión provisional desde finales de septiembre acusado de un delito de homicidio y de otro de lesiones dolosas. Se encuentra en la cárcel de Asturias donde en sus primeros días ha estado aislado del resto de presos ya que, según las fuentes consultadas, padece esquizofrenia paranoide. Estas dos pruebas serán claves para determinar hasta qué punto era consciente de lo que hacía en el momento en el que se produjeron los hechos.

Unos hechos que sorprenden por su irracionalidad. Ismael López, que había cumplido hace escasos días 81 años, se encontraba paseando a finales de septiembre junto a su mujer por la calle Velázquez. Iba hablando por su teléfono móvil con su hijo cuando sin previo aviso un hombre se acercó a él y comenzó a increparle. Terminaría por empujarle con tanta violencia que el hombre cayó al suelo y se golpeó con la cabeza. Sufrió un fuerte traumatismo craneoencefálico que acabaría con su vida un poco después.

El único acusado, detenido después por la Policía Nacional, espera el resultado de una prueba psiquiátrica para determinar hasta qué punto la enfermedad mental que padece le afectó. También se ha hecho una prueba de pelo para determinar si sigue o no siendo adicto a las drogas. Las fuentes consultadas por este periódico indican que consumió metadona al menos dos décadas.

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