El reflote de la lonja de El Musel: de cómo el bonito y el bocarte han logrado consolidar una cancha rescatada hace un lustro

La recuperación del bonito en los últimos años y las grandes ventas de bocarte consolidan una cancha rescatada de la quiebra hace un lustro

Tinas con bonito listas para la subasta en Lonja Gijón el pasado 5 de junio. | Ángel González

Tinas con bonito listas para la subasta en Lonja Gijón el pasado 5 de junio. | Ángel González / M. C.

M. C.

Las subastas de bonito, que junto con las de bocarte, caballa y chicharro son las que en los últimos años más ingresos han generado para la lonja de El Musel, han alcanzado esta temporada un récord con 1.588.648 kilos rulados. Un resultado que afianza una instalación que hace un lustro estuvo al borde de la quiebra y que salvó las extraordinarias costeras del bocarte de los años 2020, 2021 y 2022. El gran incremento en las subastas de bonito desde 2021 afianza la buena salud de la rula gijonesa.

Las subastas de bonito en la costera de este año han alcanzado los 6,15 millones de euros, volviendo a convertirse en la mayor fuente de ingresos para Lonja Gijón, algo que en los tres años anteriores correspondió al bocarte. Aunque los ingresos por las subastas de anchoa volverán a ser este año cuantiosos (los más de 1,6 millones de kilos rulados hasta octubre supusieron una facturación de 3,7 millones de euros), la cifra está muy lejos de los 9,45 millones de euros de facturación por bocarte en 2022, los 15,4 millones de 2021 y los 5,8 millones de 2020, años en los que se descargaron en la rula gijonesa 3,13, 7,43 y 4,04 millones de kilos de anchoa, respectivamente.

El importante crecimiento de las ventas de bonito en los tres últimos años, si se mantiene, jugará un papel clave en la estabilidad de la rula gijonesa. La lonja pasó un importante bache entre 2015 y 2020 en lo que a las descargas de túnido se refiere, con algunos años en los que no se llegó ni al medio millón de kilos. De ahí se pasó a acercarse al millón en 2021, a 1,4 millones el año pasado y a los cerca de 1,6 millones en el actual.

La escasez de ventas, una sanción por una inspección fiscal en 2015 y los más de 1,3 millones de euros de impagos que llegó a acumular la lonja, habían llevado a la rula gijonesa al borde del precipicio hace un lustro. Así, la sociedad tuvo que ser rescatada con varios préstamos concedidos por parte de sus socios, de los que el principal es la Autoridad Portuaria de Gijón, que en 2017 y 2018 aportaron más de un millón de euros a la sociedad. Al año siguiente, Puertos del Estado permitió a la Autoridad Portuaria inyectar en la lonja otros 800.000 euros mediante un préstamo participativo y la entrega de activos (bienes muebles) que el Puerto iría cobrando a plazo. A cambio, Puertos del Estado exigía que el Puerto vendiera el 46,27% de las acciones que posee en Lonja Gijón.

En 2019 y 2020 hubo sendos intentos fallidos de esa venta, al rechazar la compra la sociedad de armadores que gestiona la lonja gallega de Cillero, y después de no poder acometerla una empresa de acuicultura de Gijón. También por entonces se comenzó a plantear una gestión conjunta de las lonjas de Gijón y Avilés.

Fue el mar el que resolvió todos los problemas al coincidir, durante tres años seguidos, que buena parte de la pesquería de la anchoa del Cantábrico se desarrollara en aguas próximas a Gijón. La lonja no sólo volvía a tener resultados positivos, sino que disponía de recursos para ir devolviendo los préstamos que había recibido, algo sin lo cual la privatización habría sido obligada.

Después de varios años donde las facturaciones habían rondado los diez millones de euros, 2020 se cerró con 14,70 millones de facturación, que en 2021 pasaron a ser 27,74 millones y las ventas de 2022 ascendieron a 23,1 millones. Este año, con menos bocarte que en los dos precedentes, la cifra será menor, pero aún así muy relevante: en los diez primeros meses de este año ya se han facturado 15,6 millones de euros en las subastas de las distintas especies de pescados y mariscos en la lonja de El Musel.

Lo que ocurra en los próximos años está por ver. La gestión no es el único factor que influye en el resultado de la lonja. Cómo se distribuyan por el Cantábrico especies de temporada, en especial el bocarte, tendrá un peso importante. En 2015 también hubo elevadas ventas de esta especie en El Musel, que tardaron cinco años en repetirse.

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