Entrevista | Ana Figaredo Alvargonzález Profesional de banca privada en Lombard Odier

"Asturias necesita bajar los impuestos y una educación bilingüe con inglés"

"El mundo está cambiando, de la globalización a una globalización entre amigos, lo que genera inflación, algo que no es malo si está controlado"

Ana Figaredo Alvargonzález.

Ana Figaredo Alvargonzález. / M. Castro

Ana Figaredo Alvargonzález, nacida en Gijón hace 60 años, menor de siete hermanos, trabaja en Lombard Odier, un banco privado suizo creado hace más de 225 años y especializado únicamente en banca privada, esto es, la gestión de grandes patrimonios, entidad que gestiona más de 330.000 millones de euros en 18 países. Acaba de ser galardonada con el premio a la mejor banquera de banca privada de grupo internacional en la segunda edición del "FundsPeople Meeting Point".

–¿Qué supone para usted?

–Estoy muy contenta porque es un reconocimiento del propio sector, de los colegas. Viendo el nivel de los otros candidatos, cualquiera hubiera podido ganarlo.

–Es hermana del jesuita Kike Figaredo.

–Con él nos tocó la lotería. Kike no es sólo muy bueno, sino también una persona muy lista. Tener a Kike en la familia es un lujo y ha hecho que seamos mejor familia todos, porque es una persona capaz de sacar lo mejor de cada uno.

–¿Cómo llegó a la banca?

–A mí me gustaba el tema financiero y seguía las cotizaciones de la bolsa, pero llegué un poco por casualidad. Surgió una oportunidad en el banco de inversión de Barclays en España en 1988, pero tampoco fue algo que hubiera buscado activamente. Antes estaba trabajando en IBM.

–¿Las grandes fortunas tienen un patrón similar para la gestión de sus patrimonios?

–Hay bastante diversidad de perfiles. En el patrimonio global de una gran fortuna hay tres patas, la financiera, la inmobiliaria y la más empresarial. Depende mucho de los porcentajes que tengan cada una de ellas, la asignación de riesgo a la parte financiera es mayor o menor.

–¿Qué le recomendaría a una persona de a pie?

–Que se busque asesoramiento y diversifique su patrimonio.

–¿Hay mucha inestabilidad en los mercados tras haber pasado la pandemia y con los conflictos bélicos en Ucrania y Palestina?

–Estamos en un mundo de un cambio geopolítico global. Habíamos tenido un desarrollo económico muy fuerte durante más de quince años basado en que se compraba donde era más barato con lo que estuvimos importando deflación que conllevó unos tipos de interés extrañamente bajos. Ese mundo ha cambiado, porque no se pueden comprar cosas estratégicas a países que a lo mejor en un determinado momento se posicionan como enemigos, y tampoco puedo comprar a países que queden muy lejos y por cosas que pensábamos que no podían ocurrir pero ocurren, se cortan las cadenas de suministro. Ya no hay una globalización, ahora es una globalización entre amigos, con bloques. Los equilibrios económicos y de poder en el mundo están cambiando y no sabemos cómo van a quedar.

–¿Cómo puede influir en la economía?

–Vamos a tener inflación, lo cual no es malo si es una inflación controlada, que es lo que pensamos que va a haber.

–¿Cómo ve a Asturias?

–Tiene muchas cosas buenas, calidad de vida fantástica, naturaleza, cultura, buenas infraestructuras, sin problemas de agua, el clima es bueno. Los problemas más importantes son los de la demografía y la dependencia del sector público y creo que hay que actuar sobre esos problemas.

–¿Cómo?

–Para incentivar que haya más actividad empresarial privada y que atraiga a personas y posibilite que las nuevas generaciones no se tengan que ir a trabajar fuera, habría que poner una fiscalidad más favorable e incidir más en educación. Desde mi punto de vista, sería más interesante tener una educación bilingüe con inglés que con bable. Y al ser una autonomía con una población pequeña, eso permite una agilidad administrativa que en otras regiones no se puede y, la verdad, yo de momento no la veo por ningún lado.

Suscríbete para seguir leyendo