Entrevista | Julio Martínez Zahonero Nuevo decano de los jueces de Gijón

"Ver a jueces con toga manifestarse contra las intenciones del legislador no es sano para el Estado de Derecho

"Cada vez hay más estafas informáticas; son delitos frustrantes, porque es casi imposible dar con el destinatario final del dinero"

Julio Martínez Zahonero, ayer, en una sala de vistas del Palacio de Justicia de Gijón.

Julio Martínez Zahonero, ayer, en una sala de vistas del Palacio de Justicia de Gijón.

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Julio Martínez Zahonero (Grado, 1973) es el nuevo juez decano de Gijón tras lograr un apoyo masivo por parte de los magistrados. Sustituye a Lino Rubio, que llegó al cargo al ser el más veterano tras la jubilación de Luis Roda. Su nombramiento, adelantado por LA NUEVA ESPAÑA, fue publicado en el "Boletín Oficial del Estado" esta semana. Con cerca de dos décadas de experiencia, es titular del Juzgado de instrucción número 3 de Gijón.

–¿Qué le ha llevado a dar el paso para ser juez decano?

–Mis compañeros me animaron a decidirme. Mi labor es hacer frente a labores gubernativas. Me parecen interesantes y podría ser un complemento para que Gijón estuviera más presente en la sala de gobierno.

–Ha sido el primero en presentarse en años.

–Sí, quizás hacía falta que llegara alguien nuevo.

–¿Tiene mucho trabajo en su juzgado?

–Puede que no sea equiparable a otros lugares de España, pero hay trabajo, sí. Gijón es la población más grande de Asturias y hay actividad.

–Pese a ser de las ciudades más seguras.

–Gijón y Asturias son muy seguras. El nivel de delincuencia es afortunadamente muy bajo. Pero a mucha población, muchas incidencias.

–¿Qué delitos son los que más se encuentra?

–Cada vez hay más estafas informáticas. Son constantes. Estafas a través de internet en las que el dinero acaba casi siempre fuera de España y es casi imposible de rastrear. Son delitos frecuentes y frustrantes porque dar con el destinatario del dinero es muy complicado. Como mucho, se suele identificar a las mulas, los intermediarios.

–Las agresiones sexuales también crecieron.

–Ha habido un cambio de denominación del tipo delictivo. Ahora todos los delitos contra la integridad sexual son agresiones sexuales. Ya no hay abusos. Quizás eso dé la impresión de que haya más. Posiblemente, también se denuncie más y haya más sensibilidad, menos tolerancia hacia la agresión.

–La ley "del solo sí es sí" ha generado muchos quebraderos.

–Fue una cuestión que la doctrina ha criticado bastante. Ahora, todo se considera agresión cuando antes se permitía distinguir mejor la gravedad de las conductas. La reforma de la ley fue positiva para distinguir conductas en función de la gravedad. Todo es grave, pero no es lo mismo si hay intimidación o violencia.

–¿Cómo va la instrucción del crimen de la inmobiliaria?

–Prácticamente terminada.

–Hubo otras dos muertes violentas muy seguidos a esta. ¿A qué lo achaca?

–Por suerte, en Gijón hay pocos homicidios. No sé si ha sido una coincidencia, pero la ciudadanía puede estar tranquila. Gijón, y Asturias, en el ámbito de la delincuencia, es uno de los lugares más tranquilos de España con diferencia, y España es uno de los países más seguros de Europa. Estamos en un contexto en el que ya es difícil que haya menos delitos.

–¿El Palacio de Justicia de Gijón necesita alguna reforma?

–No hay previsión de ampliación. Posiblemente sea el mejor edificio judicial de Asturias. Tiene mucho espacio y es flexible para afrontar las necesidades que surjan. Quizás los jueces habríamos apostado por otra distribución, pero es un buen edificio. Lo más importante es que dentro del mismo hay posibilidad de ampliación.

–Se demanda un nuevo juzgado de violencia de género.

–Sí, pero por estadísticas y criterios para valorar la carga de trabajo va a ser difícil que se pueda justificar. La prioridad en Asturias es crear un nuevo juzgado de instancia en Oviedo y posiblemente lo siguiente sea el noveno en Avilés.

–Muchos juicios se caen por problemas telemáticos.

–Es un problema aún por resolver. La Administración ha hecho un esfuerzo muy importante en los últimos años en modernización para pasar del papel a lo digital. Eso hay que valorarlo. Si bien el proceso de digitalización y tecnificación no ha terminado. Sigue habiendo, con demasiada frecuencia, fallos de comunicaciones y de funcionamiento. El perjuicio es enorme cuando eso afecta a la celebración de un juicio. Es la Administración la que tiene que resolver esto. Se habló de un protocolo nacional. Algo hay que hacer porque si queremos una justicia digital los medios tienen que funcionar.

–¿Siguen tardando los informes psicosociales?

–Los tiempos han mejorado. Era un problema importante y la Administración nos dice que está en ello. Hay que dar un tiempo para ver si el refuerzo ha sido efectivo.

–¿Cómo de severos han sido los retrasos generados por las huelgas?

–Han generado mucho daño en la tramitación de los procedimientos. Todos los juzgados que han sufrido huelgas acumulan retrasos. Ahora hay que sacar adelante ese trabajo atrasado. Hará falta un esfuerzo grande. Esperemos que no haya más. Sería una catástrofe.

–¿Las ve justificadas?

–No me pronuncio. Respeto que cada colectivo defienda sus intereses.

–¿De cuánto son los retrasos?

–En los señalamientos son enormes. Asuntos que deberían señalarse a dos meses se han ido a ocho o diez meses. Estamos acostumbrados a que en Asturias la Justicia sea muy rápida. El retraso de aquí es un tiempo magnífico en el Levante o en el Sur.

–¿Cómo afecta al ciudadano el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial?

–En una cuestión de imagen, pero no a sus asuntos, porque esos los resuelven los jueces de Gijón y la Audiencia Provincial. El CGPJ no es un órgano judicial, sino de gobierno. Pero, desde luego, hay un efecto de desgaste y mala imagen. Para el país es una situación muy grave. Hay muchas vacantes en el Tribunal Supremo. Es un problema de orden constitucional.

–Se dice que este año los jueces se han lanzado a hacer política.

–No creo que este año deba tomarse como ejemplar para nadie. Los poderes del Estado, en general, tienen que mantener una actitud de respeto y de lealtad. Ni es bueno que parlamentarios insulten a jueces, ni es bueno que los jueces con toga se pronuncien sobre propuestas del legislador.

–Algunos diputados les han llamado "fachas con togas".

–Los poderes públicos tienen el deber de autocontenerse. Ver a jueces con toga manifestarse contra intenciones del legislador no me parece sano para el Estado de Derecho. En Asturias, por suerte, no hemos tenido esa situación.

–¿Cabe la ley de Amnistía?

–No soy experto en temas constitucionales. Hay expertos con mucho prestigio que dicen que puede ser constitucional y otros que no. Será el Tribunal Constitucional quien lo diga. Nuestro sistema tiene mecanismos para solventar esa duda. No me atrevo a anticipar nada. En otros países de Europa hay fórmulas similares.

–¿Cree que estas posturas tan enfrentadas socavan la confianza en la Justicia?

–Causa un daño tremendo a la imagen de todas las instituciones. Para un Estado de Derecho es muy perjudicial entrar en estos círculos viciosos de los que luego no se sabe salir. El efecto sobre la imagen, no solo de la Justicia sino del funcionamiento del Estado, es demoledor. Los poderes públicos deben moderarse en críticas cuando hablan de un poder frente a otro.

–¿Cómo es el día a día de un juez, el dictar una sentencia?

–Esta es una profesión como cualquier otra. Uno coge las dinámicas y se acostumbra. Se ha entrenado para ello, hay formación y prácticas. Cuando un juez llega a un destino tiene ya mucho rodaje.

–Las prácticas no son lo mismo que la realidad.

–Está claro. No se puede perder de vista que delante no solo hay papeles, sino intereses y vidas de personas. Los jueces lo que siempre queremos es más tiempo para estudiar los asuntos. Genera mucho estrés a la profesión no tener tiempo para examinar bien los asuntos. Agobia darse cuenta del poco tiempo que hay. Se trata de dar una solución razonada y uno intenta siempre no equivocarse, pero el error judicial está ahí. Siempre hay dos instancias para revisar lo que se hace.

–Delante de usted se sienta gente que ha matado, violado o robado. ¿Eso cómo se lleva?

–Estando en un órgano de instrucción te puede dar la impresión de que lo que ves todos los días es un reflejo cierto de la sociedad, pero no es así. Es solo una parte. La mayor parte de la gente no se sienta aquí. Nuestra sociedad es bastante pacífica.

–Pero habrá cosas que impresionen.

–Nuestro trabajo es no dejarnos impresionar. Aunque sí, hay cosas que te llevas a casa. Pasa en cualquier trabajo. Los médicos también se llevarán desgracias a su hogar. Es el trabajo diario, la experiencia, la que permite mirar las cosas en perspectiva. Ante ciertas cosas nunca te vuelves insensible, pero las decisiones hay que tomarlas de forma racional. A veces, la primera impresión no se corresponde con la realidad.

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