"Una de las dos Españas ha de helarte el corazón"

Ricardo Gayol

Ricardo Gayol

La profecía machadiana sigue vigente en nuestro pueblo más de un siglo después. En efecto, hay dos Españas, como ha quedado bien claro en los resultados electorales del 23J. Dos Españas imposibles de intercomunicar en el plano político y esto implica un problema serio para percibir la realidad con coherencia.

Las derechas solo propugnan una España uniforme, que no comprende ningún grado de pluralidad real. Pero esa España ya no existe. Por ello, al final, se ha evitado lo peor y ese modelo no podrá gobernar. Por fortuna muchos han visto lo que se venía encima y han votado con responsabilidad, porque el programa común de las derechas sí helaba el corazón y nos retornaba al pasado más negro de nuestra historia, donde los derechos y libertades eran un sueño inalcanzable.

Se llegó a pensar que esa amenaza ya no provocaba escalofrío, pero sí. La plasmación de los gobiernos municipales y autonómicos y sus medidas iniciales hicieron mella y, junto con una reacción considerable de los grupos de izquierdas lograron salvar esta difícil papeleta para la democracia, consiguiendo que los números no les den claramente.

Ahora, la otra España, la plurinacional, es la que tiene que ofrecer una alternativa progresista si no se quiere ir sin remedio a unas elecciones generales. Unos comicios que serían de alto riesgo para el futuro democrático de todo el país, por encima del modelo propio de cada cual sin matices. Pedro Sánchez tiene por delante una ardua misión: Encontrar el mínimo común denominador social y democrático para construir el bloque progresista que acredite una mayoría parlamentaria suficiente para fijar un nuevo gobierno de coalición y los apoyos estables para transitar la legislatura con capacidad de cambios reales, que permitan seguir avanzando. La estabilidad siempre será una asignatura pendiente, pero logrado el primer paso de poner en marcha ese bloque ya sabemos que lo demás es factible, no sin sobresaltos de lo que ya hay experiencia del pasado, si bien el balance legislativo fue altamente positivo para el país.

Parte el PSOE de un resultado mejor de lo esperable, pero muy dependiente de los acuerdos que se puedan articular, por lo que urge que los socialistas abran mucho más su margen de maniobra para conseguir pactos hacia dentro y hacia fuera del mandato, que den consistencia a las alianzas necesaria para el nuevo momento.

Se supone que Sumar será la primera pieza de ese puzle, no creo que sea demasiado difícil de encajar. Sus 31 diputados son un verdadero tesoro en estas circunstancias y su contribución a la gobernabilidad y a la fortaleza y cohesión del bloque puede ser decisiva para la legislatura.

ERC, EH Bildu y PNV, que suman hasta 18 diputados determinantes para articular la mayoría, serán exigentes pero cooperativos para evitar las disfunciones del anterior pacto de investidura. Igualmente el diputado del Bng, que parte de una situación más extrema en Galicia. Son 171 diputados que aseguran el éxito, siempre que Junts no vote en contra junto a Coalición Canaria y se genere algún sí dentro de esos 8 diputados, necesario para superar los 171 que también apoyan al grupo de las derechas. Como lograrlo es la clave de esta estrategia. Pienso que hay bases reales para intentarlo: el camino es siempre la empatía.

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