Varadero de Fomento

Cuestión de gibas

Una operación urbana y económica que está muy atascada

Alejandro Ortea

Alejandro Ortea

Llegaron los Reyes Magos a esta ilusionada e inocente villa marinera por mar, como es habitual por aquí, y sin dromedarios: al decir de la cirujana que funge como primera autoridad municipal por no estar clara la normativa al respecto, debido a la legislación animal. La de los toros parece transparente y por agosto continuarán las sangrientas torturas taurinas. Fuera los camélidos con sus vistosas jorobas. Luego, se adivinaron, con acierto, aguas mil y fuera los caballos previstos en un principio. Acierto indudable que nos ahorró probablemente los ominosos espectáculos de la vecina Carbayonia con los equinos arrastrados por los suelos, doloridos, renqueantes y asustados, porque un suelo pavimentado no es lo más conveniente para los cuadrúpedos. Todo tiene su ciencia y hasta su conciencia y mantenella, sin enmendalla porque sí, no es el mejor de los consejos para adoptar decisiones a la hora de organizar espectáculos.

Faltaron las gibas camélidas en el desfile de agasajo a los Magos, pero también faltan los dineros, sin ir más lejos, para comprar a sus propietarios, la Autoridad Portuaria de Gijón y Pymar –Pequeños y medianos astilleros en reconversión–, una sociedad público privada que quiere sacar el máximo rendimiento económico a su parte de los terrenos y poner unas alegres casitas, lo que no convence ni al Consistorio ni al Principado. Y ahí están, ya que es el Ayuntamiento quien tendría que cambiar la calificación de los terrenos para que la operación fuera posible, pero no se acaban de atrever a dar el necesario puñetazo sobre la mesa los socios del bipartito formado por Foro y PP, para poner a Pymar en su sitio. Ni tampoco parece suficiente la presencia en la dichosa sociedad la presencia del ministerio de Industria y Turismo. Lleva mal arreglo la cosa y es más que posible la terminación del mandato sin que se enfoque la situación convenientemente y que dentro de tres años y medio, aunque mira que lo fiamos largo, la cuestión siga como está y sea uno de los argumentos de la lejana campaña electoral por venir. Nunca la derecha se mostró atrevida por estos lares a la hora de acometer los grandes cambios necesarios para la localidad. Así que los planes que lanzan sobre qué hacer en esos terrenos en el futuro son, por ahora, meras maniobras de distracción para tener entretenido al personal, ideas soltadas más bien al buen tuntún para dar la sensación de que se está trabajando duramente en el asunto, así es que no debemos ilusionarnos demasiado con una solución y sí más bien inquietarnos al constatar lo que sucede en otras capitales y ciudades turísticas de nuestro país: tampoco en esto debemos esperar una salida pionera en nuestra ciudad.

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