Esplendor indiano en la ruta de los palacetes de Grado, que reúne siete grandes casonas en la villa

Varias de las edificaciones de la capital del concejo, entre las que destaca El Capitolio por su tamaño y decoración, son obra de Juan Miguel de la Guardia o se atribuyen a este famoso arquitecto

Pocos lugares concentran en tan poca distancia tantos palacetes indianos como sucede en la villa de Grado. Son nada menos que siete en el centro del casco urbano, que conforman un recorrido ameno y una ruta por el magnífico legado arquitectónico que dejaron los emigrantes a América que retornaron y construyeron majestuosas viviendas en sus lugares de origen. Todas están señalizadas con paneles que cuentan la historia de sus promotores y la fecha en la que se edificaron. Para realizar el itinerario, una buena opción es iniciarlo desde el parque de Arriba, a la entrada de la capital moscona, pues cinco de ellos se sitúan en la recta ascendente que describe la carretera nacional que atraviesa la localidad.

Desde el parque se ve perfectamente la primera de estas edificaciones palaciegas, en color rosa y blanco. Su gran tamaño, la belleza de sus detalles, sus amplias galerías y la decoración singular de sus ventanales más altos hacen de ella una de las más singulares y magníficas viviendas de este tipo entre las existentes en la villa. Se trata de El Capitolio, que ordenó construir a finales del siglo XIX el indiano Manuel Velázquez, emigrante a Santo Domingo. Se suele explicar que en los jardines del palacete hubo antaño una réplica del grupo escultórico de Las Tres Gracias del italiano Antonio Cánova.

Carretera arriba, siguiendo por la acera desde la que hemos visto El Capitolio, la siguiente edificación que nos saldrá al paso es Villa Granda, construido a finales del siglo XIX y que fue de Juan Granda, emigrado a Cuba donde regentó una plantación de tabaco. Una curiosidad de esta casona: cada uno de sus sillares está numerado y hay un plano-guía sobre cómo volver a colocarlos en caso de que se quisiese trasladar el inmueble.

La huella indiana en Grado: así es el recorrido por los siete impresionantes palacetes de la villa

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTOS: Irma Collín

A continuación se nos aparecerá el palacete de la familia Martínez. Es conveniente cruzar en el paso de cebra que hay unos metros antes, pues la visibilidad de las siguientes casas deindianosserá mejor desde la otra acera, que además es la única que permite seguir hacia arriba con seguridad. Este palacete, de aspecto sobrio pero magnífico, es obra del arquitecto Juan Miguel de la Guardia y se hizo a finales del siglo XIX para el indiano Manuel Martínez García, emigrante en Cuba. A continuación sale al paso La Quintana, que el indiano Aurelio Huerta, emigrante en México, reconstruyó en 1930. Y un poco más arriba se da con El Calabión, de 1887 y estilo francés. El arquitecto también fue Juan Miguel de la Guardia.

Una vez visto este palacete hay que girar hacia el centro de la villa. Al final de la acera una pequeña escalera deja bajar en dirección a Cimadevilla. Calle abajo, ya llegando a la plaza, hay dos de los más bellos edificios moscones: la Casa Palacete de los Casares, cuyo primer propietario fue Álvaro Menéndez y en la que destacan sus esculturas, y la Casa Palacete de Indalecio Corujedo, financiada por el indiano Juan Fernández Bao y obra de nuevo de Juan Miguel de la Guardia, de finales de 1890.