Protagonistas del presente y las claves del futuro

El pasado sábado, 15 de abril, se celebró en nuestro país el Día del Niño, una jornada para homenajear a los más pequeños de las familias

Dos niñas jugando. | Cottonbro Studio

Dos niñas jugando. | Cottonbro Studio / Elena Casero

Elena Casero

El pasado sábado, 15 de abril, se conmemoró el Día del Niño, un día mundial que tiene como finalidad principal el homenajear a los más pequeños, promoviendo sus derechos e impulsando su bienestar. Asimismo, se pretende sensibilizar a la población acerca de las necesidades integrales de los niños como base fundamental de la sociedad. Si bien es cierto que existe un Día Universal del Niño establecido oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que en su novena Asamblea General, el 21 de septiembre de 1954, encargó a Unicef la creación de un día para los niños en todo el mundo y escogió la fecha del 20 de noviembre al coincidir con la Declaración de los Derechos del Niño de 1959, dejó que cada Estado eligiera la fecha para su propio Día Mundial del Niño. En España es el 15 de abril –en la Comunidad de Madrid, el segundo domingo de mayo, tras celebrar el Día de la Madre, que siempre se celebra el primer domingo de el citado mes–, una fecha especial para celebrar con los más pequeños, aunque, como ocurre con el Día del Padre, de la Madre o del Abuelo, cualquier fecha es buena para disfrutar de una jornada en familia en la que prime la alegría y no falte la diversión y en la que se comparta tiempo de calidad con los más pequeños, dedicándoles toda la atención y el amor posibles.

Aunque muchos padres cuentan con unas jornadas laborales que, por una causa o por otra, no les permiten pasar demasiado tiempo con sus hijos, o al menos el tiempo que les gustaría, es importante, y muy necesario para ambas partes, disfrutar de momentos en los que no falten los juegos, el cariño y las risas. También se puede ver juntos una película, leer cuentos, pintar o dar un paseo en bicicleta, entre otras opciones. Lo importante es afianzar los lazos familiares, con mucho amor, comunicación y autonomía, respetando siempre los valores y reglas en el grupo familiar.

Hace algunos meses, varias voces se alzaron solicitando que se celebrase este día en la fecha del 26 de abril, en conmemoración del día en que la infancia volvió a salir a la calle en nuestro país tras el confinamiento domiciliario que se llevó a cabo para contener la pandemia del coronavirus. La infancia fue el sector de la población que más a rajatabla cumplió dicho confinamiento y ha seguido siendo el menos tenido en cuenta a la hora de ir relajando las medidas preventivas. Han visto modificadas sus vidas durante dos años en una etapa especialmente sensible y vulnerable. Y, en muchas ocasiones, no se han tenido en cuenta las consecuencias ni se han previsto medidas de apoyo para la situación que han vivido.

Sin duda, esto es solo una prueba más de que, sea cual sea la fecha que cada país, comunidad u organización elija, sigue siendo importante poner el foco de atención sobre la necesidad de proteger y defender los derechos de la infancia.

Razones por las que celebrar el Día del Niño

Si pensamos a nivel global, somos capaces de identificar situaciones que se producen en el mundo que atentan contra los derechos de la infancia: explotación infantil, abuso sexual, desnutrición y falta de acceso a la educación y la atención sanitaria… Se puede pensar que algunas de estas situaciones nos quedan muy lejos y que no afectan a los niños y las niñas de nuestro entorno cercano, pero la realidad es que aún hay mucho trabajo que hacer en pro de los derechos de la infancia. El maltrato infantil algunos lo siguen justificando como forma de educación, las necesidades de la infancia no son tenidas en cuenta y se priorizan las demandas y exigencias del ritmo de vida adulto, los cuidados no se valoran y la conciliación familiar que permitiría a niñas y niños recibir la atención que necesitan por parte de sus figuras de apego principales es inexistente en algunos casos, y limitada en otros.

En definitiva, sigue siendo imprescindible que aprovechemos cada día para recordar que si queremos una sociedad civilizada debemos empezar por cuidar a la infancia.