Arlós tiene una joya románica y un paraíso verde desde el que casi se puede tocar el cielo

La iglesia de Santiago, del siglo XII, patrimonio destacado de Llanera, se enclava en un alto desde el que domina la vista de un territorio de espectaculares praderías y parajes naturales de gran belleza

Belleza, paz y mucha historia. Las dos primeras cosas las percibirá el visitante nada más llegar a la iglesia de Santiago de Arlós, enclavada en un paraje natural que impacta y en el que reina el silencio. La tercera es fácil de conocer a poco que se busque algo de información sobre este templo que es una de las joyas de la corona del patrimonio de Llanera. Bien de Interés Cultural (BIC), está datada en el siglo XII y es un ejemplo notable de la denominada arquitectura románica rural asturiana.

La portada de la iglesia merece atención y detenerse unos minutos a observar las figuras y motivos de la abundante decoración con la que cuenta. Destacan en ella representaciones singulares como las de los caballeros portando halcones como en una partida de caza, pájaros afrontados o leones. Sentarse bajo el pórtico, frente al tejo centenario que no falta en este templo, ofrece una panorámica única del mar de verde que forman las praderías de pasto y de maizales del entorno. La vista es impresionante. La tranquilidad absoluta.

Arlós tiene una joya románica y un paraíso verde desde el que casi es posible tocar el cielo

Paula Tamargo

Para llegar a este lugar se atraviesa en coche Posada de Llanera, toda la avenida principal, y se sigue recto dejando atrás el núcleo de población. Al poco hay un desvío hacia la izquierda para coger la LL-2 y que señala que Arlós está a 6 kilómetros. No hay pérdida en el camino, todo recto y que va cogiendo mucha altura, ofreciendo durante el viaje en coche panorámicas muy amplias de varios concejos del centro de Asturias limítrofes con el de Llanera. La iglesia de Santiago de Arlós la veremos aparecer a nuestra izquierda, alzada sobre una elevación del terreno. Una vez arriba, si el día acompaña y está soleado, el contraste del cielo azul y el intenso verde del lugar incluso en agosto es un espectáculo que se une al que supone poder disfrutar de un templo que lleva en pie desde el siglo XII.