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Las incógnitas que nos deja El Sidrón

Agotado el yacimiento tras quince años de excavaciones, quedan sin resolver algunas grandes cuestiones, como la procedencia de los restos de los trece neandertales hallados en la cueva

Las incógnitas que nos deja El Sidrón

La cueva de El Sidrón ha ofrecido durante los últimos 15 años la mejor colección de restos neandertales jamás encontrada en la península Ibérica. El estudio de los restos fósiles y arqueológicos ha salido publicado en todos los periódicos y revistas científicas del mundo, ha contribuido a desvelar rasgos inéditos de la especie y ha ofrecido a los investigadores que dirigieron los trabajos un privilegio poco habitual en arqueología: poder asistir a la apertura y al cierre de un yacimiento. Ahora, una vez llegado el momento de dar por concluido el capítulo de los trabajos de campo, queda repasar las investigaciones que siguen en marcha en el laboratorio y las incógnitas que aún no tienen respuesta, pero que son un acicate para continuar haciendo camino al andar.

1 ¿Por qué se extinguieron?

A día de hoy no hay repuesta para la desaparición de los neandertales, pero su extinción no debió ser ajena a episodios de endogamia, lo que parece quedar registrado en la baja variabilidad genética que se observa en el grupo de El Sidrón. Su final es un enigma al que el equipo científico que estudia los fósiles se acerca en cada nueva investigación, una tarea que las aportaciones genéticas y los análisis morfológicos del esqueleto están contribuyendo a facilitar. Recientemente han identificado en tres individuos del grupo tres casos de no fusión de los arcos neurales de la primera vértebra de la columna vertebral, una frecuencia inusitadamente alta para un grupo tan reducido como el localizado en El Sidrón, lo que junto a la repetición del canino de leche en otros dos individuos corrobora la baja variabilidad genética del grupo, lo que junto a su aislamiento y su escasa conexión con otros clanes en el territorio los expuso a un claro final en el que todo indica que nada tuvieron que ver nuestros propios antepasados, los sapiens.

2 ¿En qué momento desaparecieron?

En este capítulo se ha conseguido avanzar con la incorporación de nuevos sistemas que mejoran la vieja técnica de datación por carbono 14. Si durante muchas décadas se vinculó la extinción de los neandertales con la llegada del "Homo sapiens", parece que según las nuevas cronologías los neandertales y los primeros humanos modernos no llegaron a encontrarse en la península Ibérica, aunque sí lo hicieran en Oriente Próximo, donde incluso llegó a haber hibridación entre ambas especies, según se comprobó con los análisis genéticos. El nuevo sistema de datación consigue eliminar la contaminación de las muestras y ofrecer así fechas más fiables, datos que adelantan varios miles de años su presencia en la Península. Según estos estudios desarrollados en cuevas asturianas, del país Vasco y de Girona, los últimos neandertales desaparecieron hace alrededor de 45.000 años, cuando aún no hay constancia de presencia de hombres modernos, que debieron de llegar de África hace 42.000 o 43.000 años. Los avances tecnológicos cambian un paradigma establecido que siempre vinculó la desaparición del linaje neandertal con la superioridad del "Homo sapiens". Ahora, los nuevos resultados hacen tambalearse esa afirmación y dejan en el aire lo ocurrido en ese episodio final.

3 ¿Cómo llegaron los restos de trece individuos neandertales hasta la galería del osario?

Lo que sucedió en el entorno de la cueva de El Sidrón es otra de las incógnitas por aclarar. Los expertos aún se preguntan cómo llegaron los fósiles del grupo al interior de la gruta, donde fueron exhumados 2.400 restos óseos y abundante material lítico. A pesar de haber intentado durante varios años conocer cómo fue el proceso de acumulación de cuerpos tanto en el exterior como en el interior de la gruta, la falta de rastros, que impiden elaborar una teoría constatable, obliga a dar por cerrados los trabajos de campo con la espinita clavada de no poder resolver esa peripecia. Todo indica que el lugar desde el que llegaron los fósiles al interior de la cueva ha desaparecido por efectos de la erosión o está lo suficientemente escondido como para no haber dado con él. Por tanto, queda abierta un interrogante que algún día podría explicar qué pasó para que los trece de El Sidrón encontraran la muerte en ese lugar, donde al parecer hubo otros individuos que aprovecharon su carne para alimentarse.

4 ¿Qué tipo de canibalismo se practicó en El Sidrón?

Las marcas de corte en los restos óseos son otra de las certezas que intriga a los expertos. Muchos fósiles localizados en el yacimiento asturiano se encuentran muy fragmentados, lo que además de ser un problema para la reconstrucción anatómica es también una información importante, una vez que se ha comprobado que fueron fragmentados por los propios neandertales para rescatar con fines alimentarios la médula de su interior. Siempre se presumió que los neandertales eran antropófagos, deducción extraída de las muescas que quedan en los huesos tras haber cortado la carne para consumo propio. Ahora, una vez descartado que las marcas fueran realizadas por fieras que hubieran devorado los cuerpos, se trata de ver qué tipo de canibalismo se practicó en la cueva asturiana. Si fue por pura necesidad alimentaria en momentos de hambruna o si esa evidencia está vinculada a cuestiones rituales.

5 ¿Crecían los niños neandertales como lo hacían los humanos modernos?

La anatomía de los neandertales era peculiar y claramente diferente a la de la especie humana que les sobrevivió. La mayor disparidad se encuentra en cabeza y cara, aunque también eran más bajos y más corpulentos. Esas diferencias anatómicas han hecho a los expertos pensar en distintos tipos de crecimiento. Es un aspecto sobre el que tienen su propia teoría. Para certificarla quieren acercarse al estudio de los individuos juveniles (dos casos dentro del grupo de El Sidrón) e intentar esclarecer el patrón de crecimiento de la especie neandertal. Para llegar a saber si los niños neandertales crecían como los humanos modernos parten de las piezas dentales, en las que han encontrado un filón crucial con abundante información sobre el desarrollo y la vida de los individuos de la especie extinta. Antonio Rosas, autor de diferentes análisis, realizados a partir de piezas dentales, opina que seguían su propio patrón de crecimiento, obviamente similar al nuestro pero distinto.

Si éstas son sólo algunas de las preguntas que quedan por responder, en el yacimiento de El Sidrón fueron muchas las respuestas obtenidas a lo largo de los 15 años que han durado los trabajos de campo. La primera fue probar que las mandíbulas halladas en 1994 por un grupo de espeleólogos pertenecían a la especie que pobló Europa para después extinguirse hace 45.000 años. Después llegaron momentos de gloria que, como dijo en su momento Javier Fortea, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo y director de las investigaciones hasta su fallecimiento en 2009, superaron las expectativas con las que iniciaron la andadura en el año 2000. En todo ello tuvo mucho que ver la publicación del ADN, un avance que corroboró muchos de los supuestos y que permitió un acercamiento a la especie antes impensable.

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