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VII Encuentro de diplomáticos asturianos

España, el hermano europeo venido a más

Los especialistas en política exterior destacan la distancia que ha tomado el país de la crisis griega, aunque reconocen que los vaivenes del euro desprestigian la imagen de la UE en el mundo

Vittorio Manuele Orlando, premier italiano tras la Primera Guerra Mundial, se quitaba el sombrero cada vez que veía un español y muy contento exclamaba "¡Menos mal que existe España!". La anécdota, tal y como la cuenta el colungués Jorge Hevia, embajador de España en Washington ante la Organización de Estados Americanos (OEA), refleja lo que ocurría en la Europa de hace un siglo y lo que ya no pasa en la de 2015. España ha cambiado de vagón. Según la coincidencia unánime de los diplomáticos asturianos reunidos por LA NUEVA ESPAÑA por séptimo verano consecutivo, el alivio de Orlando ya no vale, y menos tras la hecatombe vivida en Grecia, que amenazó con hacer saltar por los aires la estabilidad financiera de la zona euro y puso en algún punto de mira, en el mismo saco, a los países del sur de la Unión. En 2015, sin embargo, España ha dejado de ser el espejo en el que el resto de países siempre salían más favorecidos. "No existe comparación con Grecia ni en cuanto a la crisis ni a la posición de ambos países en la UE", remata Hevia.

Ocho diplomáticos asturianos con diversas responsabilidades y amplia experiencia en la política exterior española asienten a esa certeza como primera evidencia en su análisis anual de la posición de España en el mundo. Expectantes ante los movimientos que adelantan los procesos electorales en España o en Estados Unidos y persuadidos, entre otros grandes titulares, de la enorme oportunidad que para el futuro inmediato adelanta el lento deshielo de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, se congratulan del restablecimiento económico de un país que no es ni corre el riesgo de convertirse en Grecia.

Miguel Fuertes habla con el conocimiento de causa que le da haber sido embajador en el país heleno. Lo fue en una etapa mucho menos convulsa e incierta que la actual, en un momento en el que el hoy primer ministro Alexis Tsipras políticamente "ni existía", pero el diplomático ovetense, actual titular de la legación en Serbia, se suma a la convicción de que la economía de ambos países no admite paralelismo alguno. "Basta ver las primas de riesgo para comprobar que los mercados valoran a ambas naciones de un modo que no tiene nada que ver", asegura. "España está en una senda de crecimiento y Grecia en una situación de incertidumbre en la que falta todo por negociar". Con vistas a esas conversaciones, eso sí, su receta admite como evidentemente "mejor que Grecia negocie dentro de la Unión Europea". Una hipotética salida, "que nadie sabe si habría podido ser ordenada", habría incluido en el convulso escenario político de la Unión "un elemento de preocupación general con unas consecuencias imprevisibles".

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