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"¿La jubilación ya? Si me queda mucho por hacer"

Elena Díaz, en el Centro de Mayores de la Zona Centro de Gijón. juan plaza

El día a día de la gijonesa Elena Díaz Palacios cambió radicalmente al jubilarse por obligación. Se las ingenió para seguir activa y ofreciendo su sapiencia a quienes quisieran aprovecharla porque "a los 65 no eres vieja, sólo mayor; intenté que me dejasen continuar pero no pudo ser".

Su trayectoria laboral como trabajadora social, "de esas profesiones que imprimen carácter y que llevas siempre contigo", la ayudó a encontrar acomodo para llenar los espacios que dejó la jubilación. "No me iba a quedar en casa esperando a que pasase el tiempo ni 'vacacionando' o buscando destinos para ir de viaje", asegura. Elena Díaz no comparte las normas que imperan para poner punto final a una trayectoria laboral. "Formar a profesionales con una alta cualificación implica mucho dinero y tiempo a la sociedad para echarlos cuando están en plenas condiciones físicas y mentales. No tiene sentido que se corte ahí su trayectoria", lamenta. Esta trabajadora social que se ríe si la llaman "viejoven" concede que si al menos el espacio que deja supusiese la entrada de gente joven para renovar el mercado laboral sería aceptable. "Que esa jubilación drástica e inapelable sirviese como relevo para gente más joven sería ilusionante, irme del trabajo porque alguien joven lo va a ocupar sería bueno, pero el relevo es mínimo", asegura.

En sus "tiempos más jóvenes" trabajó en el Hospital General y, tras dejarlo para "ser madre", se reincorporó a la profesión en el centro de salud de Contrueces y en el de El Llano, ambos en Gijón, en 1985, cuando comenzó a materializarse la reforma sanitaria. "Fue una experiencia vital importantísima, una experiencia tan irrepetible que cuando llegó la edad de jubilarme me dije: coime, ¿ya?, ¿con todo lo que me queda por hacer?", reflexiona Elena Díaz.

Su experiencia comunitaria y la pasión por su trabajo orientaron su futuro y encontró cobijo en el Centro de Mayores de la Zona Centro de Gijón, donde supieron aprovechar su potencial. Allí colabora desde la junta de gobierno con un perfil enfocado a la comisión de cultura que programa conferencias, charlas y proyecciones de todo tipo. Desde la historia de Cervantes y el Quijote o la de las religiones hasta charlas sobre testamentos, herencias, ley de dependencia o testamento vital y derecho a una muerte digna. "Tenemos que trabajar por nosotros, pero como tenemos un potencial importantísimo, también debemos hacerlo para la sociedad", apuesta.

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