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La minería del futuro: la búsqueda en Asturias de nuevos materiales como el cobalto

Una compañía busca materiales virales para la fabricación de baterías de móviles y coches eléctricos, en las históricas minas del Aramo, pero para lograr su objetivo deberá apostar por una actividad extractiva sostenible y respetuosa con el medio ambiente

El esqueleto encontrado en las minas del Aramo que se conserva en el Arqueológico. Luisma Murias

En el actual proceso de transformación hacia una economía baja en carbono, materias primas como el cobalto o el níquel cobran una vital importancia de cara a la fabricación de baterías con las que funcionan los móviles, los ordenadores y los coches eléctricos. Una minería del futuro que en Asturias podría tener una gran oportunidad de salir adelante las investigaciones que realiza la compañía minera Asturmet, filial de la británica Technology Minerals PLC, en la Sierra del Aramo. Una zona que, como apunta el arqueólogo y catedrático de la Universidad de Oviedo Miguel Ángel de Blas, ya se explotó hace 4.000 años, aunque entonces el mineral más apreciado y el que se explotaba en esta zona era el cobre.

El resultado de las primeras investigaciones de Asturmet es “muy prometedor”, tal y como confirmó el director de la firma con sede en Londres, Alex Stanbury, en una comunicación que realizó a los inversores el pasado mes de marzo. Sin embargo, el decano del Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos de Minas y Energía del Principado de Asturias, José Augusto Suárez, prefiere mostrarse cauto ante la posibilidad de que la compañía consiga finalmente su propósito. “Tiene que pasar por diferentes fases, no es únicamente que la empresa tenga interés en explotar esas minas y lo vea viable económicamente, es el Gobierno regional el que tiene que evaluar el proyecto para dar los correspondientes permisos”, explica. Y esa explotación, de cara a los parámetros actuales, “tendría que ser sostenible y cumplir con todos los requisitos medioambientales”, lo que podría considerarse una minería verde. Y es que la minería se suele asociar con la deforestación, la contaminación de suelos y aguas o la siniestralidad laboral. “Es una visión poco estimulante que se ha acentuado en el caso de la industria minera y maderera en los países menos desarrollados, a partir de una combinación de malas prácticas ocasionales y desinformación”, explica Juan María Menéndez Aguado, catedrático del Área de Explotación de Minas de la Universidad de Oviedo, quien defiende que se puede llevar a cabo una minería sostenible

El mirador de las minas de Arnao, en Riosa.

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¿Y que es la minería sostenible? “Pues integra aspectos técnicos, empresariales, ambientales y sociales, usando una tecnología mucho menos invasiva, reduciendo la contaminación e implementando la revalorización de los residuos o la eficiencia energética, un concepto que antes no se tenía de la minería”, apunta José Augusto Suárez.

En cuanto al mineral en sí, el decano del colegio profesional da cuenta de la actual importancia que tienen tanto el cobalto como el níquel. De hecho, “el Gobierno central acaba de lanzar una hoja de ruta para la gestión sostenible de las materias primas mineras con la que está alineado también el Gobierno asturiano, ahí están el níquel y el cobalto, consideradas materias críticas en este momento de transición ecológica”, apunta. Y es que, además de la fabricación de baterías, “tienen muchos otros usos, como la fabricación de motores, turbinas que funcionan a gas, imanes, audífonos, electrodomésticos, herramientas de corte o incluso para el tratamiento contra el cáncer”. Sánchez afirma que “las materias primas, y en particular las de origen mineral, guardan especial importancia para la Unión Europea, considerándose esenciales para el funcionamiento de muchos ecosistemas industriales y la necesidad estratégica para sacar adelante el Pacto Verde”. En Asturias, continúa, “hay más de un 30% de esos minerales calificados como críticos y que son necesarios para nuestra vida a pesar de que nadie quiere la minería cerca de su casa, pero actualmente, la minería es una de las actividades con más controles y seguimientos, además de estar sometida a exigencias ambientales”. Por eso, de salir adelante el proyecto en el Aramo, siempre dentro de la cautela, considera de “sería muy importante para Asturias”.

"La minería es una de las actividades con más controles y seguimientos"

José Augusto Suárez -

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El arqueólogo Miguel Ángel de Blas no se muestra contrario a las intenciones de Asturmet. Eso sí, considera que “es esencial que se respete el espacio minero prehistórico, que es un retazo del macizo, porque si no, sería una destrucción patrimonial inconcebible”. De sus investigaciones a partir del año 2005 se descubrieron un buen número de instrumentos utilizados en las minas prehistóricas. “Instrumentos y no herramientas, porque cuando hablamos de herramientas hablamos de utensilios de hierro. Entonces no se trabajaba con instrumentos metálicos, eran de piedra y de lo que yo llamo el acero de la prehistoria, la asta de ciervo, que tiene unas capacidades mecánicas y de resistencia extraordinarias”, explica. Así, se utilizaban picos, picos palanca, cuñas, martillos o trituradores hechos de este material que en la actualidad pueden verse en el Museo Arqueológico de Asturias. También se han encontrado cráneos y hasta un esqueleto completo, también expuesto en el museo. Sin embargo, como apunta el arqueólogo, estos restos “no son de accidentes, sino que fueron enterramientos voluntarios, ofrendas a la mina que se depositan en sitios muy concretos. Todas las explotaciones mineras realizadas por sociedades primitivas implicaban siempre ritos, liturgias o sacrificios, que también se daban en Asturias”.

¿Y cómo se hacía la explotación entonces? Pues en realidad tampoco era muy distinta de lo que hoy podría considerarse como minería sostenible. “No era una explotación industrial, ni tampoco subían todos los días a la mina para trabajar allí ocho horas, trabajaban en ciclos determinados cuando el espacio era accesible, y seguramente tampoco estarían allí trabajando todos los años”, destaca.

"Es esencial que se respete el espacio minero prehistórico del Aramo"

Miguel Ángel de Blas -

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El interés de Asturmet por la búsqueda de cobalto en la Sierra del Aramo se hizo público en 2018 cuando se conoció que la firma había solicitado al Principado un permiso de investigación de varios recursos en un área de 261 cuadrículas mineras en esa zona. Una investigación que estaba presupuesta en 618.050 euros y que contaba con el respaldo económico de Altius, que financia proyectos de investigación y mineros para todo el mundo. El interés por el cobalto en esta zona no partía de cero, sino que tenía como antecedentes los trabajos realizados en los siglos XIX y XX por la compañía Aramo Copper Miners y Minero Metalúrgica Asturiana (Metastur), respectivamente, que habían explotado cobalto como complemento a la extracción de cobre. Metastur cerró en 1958 y con ella la actividad del cobalto en Asturias. Esto se debió, explica Miguel Ángel de Blas, “a la falta de rentabilidad, ya que no se podía competir entonces con los grandes productores de cobre, porque se explotaba con gran dificultad”. Sin embargo, en los últimos años se ha despertado una fiebre del cobalto, cuyo precio se ha disparado, lo que da cuenta del interés de empresas como Asturmet.

La petición de la compañía minera también se encontró con la oposición de los ecologistas, que presentaron alegaciones al proyecto de investigación, pero logró salir adelante. También tuvieron mucho que decir los alcaldes de los concejos afectados, sobre todo Morcín y Riosa, quienes tuvieron la oportunidad de reunirse con la compañía para conocer sus intenciones. La regidora de Riosa, Ana Díaz, consideró que “tendremos que valorar muchas cosas antes de que se concedan los permisos de explotación, ya que tenemos un amor especial sobre el Aramo”, remarcando el interés por la protección ambiental de la sierra. Su homólogo en Morcín, Mino García, señalaba que “tendremos que estudiar muy bien el proyecto”.

Tras obtener los permisos de investigación, la compañía minera hizo una primera explotación el pasado mes de noviembre en la que se recogieron 79 muestras, analizadas en un laboratorio de Irlanda, que incluyeron 53 subterráneas recolectadas en el nivel 3 de la antigua mina de cobre. También se recopilaron otras 17 muestras de prospección en la meseta de la explotación. Al tratarse de una antigua mina de cobre, este metal presentaba las mayores tasas. “Nos complacen los resultados iniciales de nuestro estudio de muestreo en la histórica mina del Aramo, que han confirmado un alto grado de mineralización de cobre, cobalto y níquel”, destacó Alex Stanbury, quien anunció que en los próximos meses “planeamos ampliar nuestra campaña de exploración, lo que nos ayudará a seguir adquiriendo una mejor comprensión de todo el potencial que tiene el proyecto”. Los avances en la investigación parecen esperanzadores, pero todavía habrá que esperar algunos años para conocer si finalmente se reabren las minas del Aramo.

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