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La "droga caníbal" se extiende

El consumo de la MDPV crece entre la juventud mundial pese a los casos de ataques violentos y con mordiscos como los de Miami, Ibiza y Mallorca

Jóvenes en una calle en la mallorquina localidad de Magaluf. ALEJANDRO FERNÁNDEZ

Al cóctel de alcohol, bebidas energizantes, anfetaminas o cocaína se ha sumado un peligroso compuesto químico, la metilendioxipirovalerona (MDPV), coloquialmente conocida como la "droga caníbal". Es, supuestamente, la que habría consumido hace unas semanas un joven inglés que aterrorizó a bañistas de Magaluf con una actitud muy violenta (mordiscos incluidos) y que requirió la actuación de hasta 11 agentes policiales para reducirle y llevarle al hospital. No era el primero.

La MDPV es una sustancia bastante fácil de conseguir, porque se comercializa en tiendas esotéricas ("grow shop") como sales de baño, abonos para plantas o incluso como quitamanchas.

La expansión de esta nueva droga entre la juventud mundial lo demuestra el hecho de que en Estados Unidos las llamadas al laboratorio nacional de toxicología para recabar información clínica sobre esta sustancia pasaron de las 300 realizadas en 2010 a las 6.000 del año posterior.

La "droga caníbal" se puede esnifar, fumar, inyectar por vía venosa o intramuscular, e incluso suministrarse por vía rectal. Pero la principal es la oral y la dosis habitual oscila, de media, entre los 5 y los 20 miligramos.

Está especialmente diseñada para llegar rápidamente al cerebro, con lo que tarda pocos minutos en hacer efecto. El punto álgido se produce a la hora u hora y media de la administración, dependiendo de la susceptibilidad del consumidor, y el viaje dura de seis a ocho horas.

Con respecto a sus efectos, como con la cocaína y la anfetamina, aumenta la capacidad de trabajo y la concentración del usuario, le hace más empático y más sociable pero, a medida que aumentan los efectos, puede llegar a provocar alucinaciones, aumentar la psicosis y volverle más agresivo, paranoico e incluso despertarle tendencias suicidas. "Es muy adictiva, provoca síndrome de abstinencia y aumenta gradualmente su tolerancia de manera que, para conseguir los mismos efectos, el consumidor requiere de dosis más elevadas", explicó el doctor Bernardino Barceló, coordinador del laboratorio central y responsable del laboratorio de toxicología clínica de Son Espases, un centro de referencia en Islas Baleares.

El consumo de la bautizada como "droga caníbal" puede provocar problemas en el sistema cardiocirculatorio, como hipertensión o taquicardias, que pueden desembocar en un colapso más grave y manifestarse como una parada cardiorrespiratoria o un infarto de miocardio. También puede afectar al sistema nervioso central y originar convulsiones, una excesiva sudoración o hipertermia -aumento de la temperatura corporal por encima de los 38 grados-. Además, los síntomas y espasmos de agresividad pueden llegar a provocar en el paciente rabdomiólisis o, para que sea más inteligible, una rotura muscular que puede degenerar en una insuficiencia renal aguda.

En definitiva, se trata de una sustancia "potencialmente mortal", en palabras del doctor Barceló.

Otros facultativos, sin restar importancia a la peligrosidad de esta nueva sustancia sintética, insisten sin embargo en que no hay que crear alarmismo, ya que sus efectos son muy similares a los de otros estimulantes, como la cocaína, la anfetamina o el éxtasis mezclados con alcohol. Y el hecho de que provoque reacciones violentas depende exclusivamente del carácter del consumidor . "Bebiendo grandes cantidades de alcohol también puedes llegar a morder", aseguró, entre otros, el doctor Christopher Yates.

La concentración de MDPV baja a la mitad a las dos horas de que acaben sus efectos, pero se puede detectar en la orina entre 24 y 48 horas después de su administración.

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