Los escolares de La Paloma, en Castropol, descubren los secretos de los "alfombristas" florales

Voluntarias de la asociación cultural El Pampillo imparten un taller para iniciar a los más pequeños en una tradición centenaria en el concejo

"Así es como se consigue que siga habiendo alfombras en Castropol. Hay que enseñar a los niños a respetarlas y a conocer el trabajo que llevan detrás", señala Carmen Lopes, una de las cuatro voluntarias de la asociación El Pampillo, que estos días imparte un taller de alfombrismo floral en el colegio público La Paloma. La iniciativa se recupera tras varios años de parón con la idea de dar a conocer a los más pequeños una costumbre muy arraigada en el municipio y lograr que haya relevo para la tradición de decorar, con motivo del Corpus Christi, las calles de la capital del concejo.

El colegio planteó a los alfombristas hacer este taller aprovechando la celebración del Día Internacional de la Paz y uniéndolo al cincuentenario del fallecimiento de Picasso, autor del símbolo universal de la paz. Así pues, se diseñaron cuatro alfombras a partir de obras del artista andaluz y los niños, ayudados por las voluntarias de El Pampillo, aprendieron todo el proceso de elaboración.

Las alfombristas coinciden en que a los niños, por norma general, les encanta la actividad. "Según la edad hay cosas que les gusta más o menos, por ejemplo, a los más pequeños les encanta el teñido de los materiales", cuenta Lopes, mientras enseña a los de Infantil a teñir granos de arroz de un vistoso amarillo. "Para respetar la tradición primero tienen que conocerla", apunta. Con ella coincide la directora del colegio castropolense, Ana González, convencida de que estos talleres contribuyen a que no se pierda la costumbre. "Los niños están encantados porque es algo que ven todos los años en Castropol", señala.

La presidenta de El Pampillo, Maite Muiña, señala que siempre hacen falta manos para la celebración del Corpus Christi, una fiesta declarada de interés turístico en Castropol. "Trabajar con niños es lo mejor y ellos están encantados con el arte", expone mientras les enseña cómo se hace el perfilado de las siluetas con los "concos" (semillas de eucalipto), uno de los rasgos distintivos del alfombrismo castropolense.