Incendios en Asturias

Evacuados llegan en zapatillas al polideportivo de Luarca: "Mucha angustia, mucha impotencia... Nos fuimos con lo puesto"

Hablan los desalojados obligados a pasar la noche en la instalación: "El que prendió fuego merecía la cárcel para el resto de la vida, o morise; esto no se hace a nadie”

P. T.

El calibre de los incendios que están azotando Asturias ha ido creciendo a medida que avanzaba el día. Las llamas de Tineo llegaron a Valdés, y luego se han ido expandiendo hacia la costa hasta cercar la Autovía del Cantábrico. Por el medio han ido acorralando a vecinos de aldeas y pueblos, que finalmente han tenido que ser evacuados de emergencia. Y ahora el polideportivo de Luarca se ha convertido en una suerte de albergue, de campamento de refugiados para todos aquellos que han tenido que abandonar sus casas por el fuego y el humo.

Aunque el balance del Principado arroja por ahora la cifra de 79 evacuados, en Luarca esperan unos trescientos desalojados. Así lo explicó la concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento, Clara García, mientras contaba las camas que se estaban desplegando en el lugar. El polideportivo podrá albergar a un máximo de 250 personas, para las restantes se pensará en otros destinos. Y de hecho ya se ha decidido habilitar también el polideportivo del IES Severo Ochoa.

El caso es que al lugar ya están llegando los primeros evacuados. Cada uno con su historia, pero todos con mucha angustia e impotencia en su interior. “Se vive con nervios, no puedes hacer nada", cuentan José Luis Rodríguez, de 83 años, y su mujer, Carmen González, de 76. Los dos están jubilados y tuvieron que dejar atrás su casa en Fijuecas. “Fuimos a Trevías a gimnasia y estábamos allí unos amigos. Empezaba a quedarse nublado todo, fuego por un lado y por otro, y en un momento cerró todo el fuego”, cuenta. Al regresar a su pueblo, "ya no había nada, no entré en casa siquiera: llegaron unos parientes y nos dijeron que teníamos que marchar".

Fue la Policía quien les confirmó que "había que salir del pueblo". ¿Y qué sienten? "Qué va a sentirse... Una casa que empezamos de la nada, cuando no había ni agua... El trabajo de toda la vida". José Luis lo tiene claro: “El que prendió fuego merecía la cárcel para el resto de la vida; esto no se hace a nadie”.

Manuel Antón es de Leiriella, una de las zonas de Valdés más azotadas por el fuego. “Estábamos rodeados de fuego por todos los sitios”, afirma. Se ha visto obligado a pasar la noche en el polideportivo. "Se pasa muy mal , esto nunca lo vimos. Vimos fuego, pero esto no, con este viento… Las casas igual no peligran porque hay prao alrededor, pero los montes y plantaciones, todo... Se siente una impotencia… Perder todo”. A sus 67 años, ya peleó contra incendios pero "nunca uno así". “Queríamos quedar en la carretera para controlar algo la situación, pero no nos dejaban”, agrega.

Pilar Berdasco Feito también es de Leiriella. “He visto mucho fuego, mucho viento, que fue lo que lo propagó mucho más. Nos pusimos contentos porque había parado el fuego cerca de donde vivimos, pero de pronto volvió a resurgir de las dos partes. Y ahora, cuando menos los esperábamos, nos llevaron de allí por precaución”, narra, antes de describir sus sentimientos: “Mucha tristeza, mucha angustia… No se puede hacer nada. Mucha impotencia”. A sus 74 años, les sacaron de casa "a toda prisa, no pudimos recoger nada, nos fuimos con lo puesto”.

Y cerca de la gasolinera de Quintana (Valdés) viven Julia Montila y José Carlos Gómez. Fueron evacuados antes de que las llamas llegasen a la estación de servicio. “Nos dijeron que rápidamente marchásemos de allí, que podía estallar la gasolinera”, cuentan. “Yo me puse nerviosa… Cogí el bolso y no cogí la cartera”, decía ella. ¿Cómo era el panorama? “Se veían llamas, pero no tan en la carretera; luego vimos que se estaban acercando. Y ahora parece que estamos viendo una película”.

Zulema Cano Fernández llegó en zapatillas al polideportivo. Es de Ranón (Valdés). "Vino la Guardia Civil y quedó la cena en la mesa", narra. "Esto asusta, nunca lo vi", agrega quien ahora tiene "un nudo en la garganta". "Fíjate que tengo un piso en Luarca, y vengo al polideportivo porque allí no voy a poder dormir", reconoce.

El Ayuntamiento prevé la llegada de cientos de personas evacuadas buscando alojamiento. Entre ellas, los usuarios de la residencia de mayores de Querúas: quince residentes, cinco de ellos dependientes. Las ambulancias de Transinsa han preparado su traslado, con la debida medicación y atención sanitaria pertinente.

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