El muelle de Puerto de Vega lideró en el siglo XVIII el comercio internacional en Asturias: "Fue algo extraordinario para un puertín tan pequeño"

El investigador Chemi Lombardero recopila en un libro que se presenta este viernes la intensa actividad marítima de la villa naviega, especialmente conectada con Bilbao, Francia e Inglaterra

Lombardero, en Ribadeo, con Castropol al fondo.

Lombardero, en Ribadeo, con Castropol al fondo. / T. Cascudo

T. Cascudo

La historia sorprende por las pequeñas dimensiones de su muelle, muy lejos de grandes dársenas portuarias como Avilés o Gijón, pero Puerto de Vega (Navia) lideró el comercio internacional en Asturias durante el siglo XVIII. Lo demuestra el investigador Chemi Lombardero, que este viernes publicará en la localidad naviega su último trabajo: "El comercio de Puerto de Vega (Asturias) en el siglo XVIII según los protocolos notariales. Una base de datos". "Es un hecho extraordinario para un puertín de nada, que fue capaz de establecer una potente red comercial en la que se volcó todo el pueblo", defiende el autor, vecino de Ribadeo (Lugo), pero con fuertes vínculos con el occidente de Asturias, pues su familia procede de Luarca.

Dice Lombardero que la pujanza de Puerto de Vega en el siglo XVIII era un hecho conocido por los investigadores, recogido en diferentes artículos, pero es la primera vez que toma forma de libro, lo que constituye "la primera publicación específica y ordenada donde queda claro el peso de este puerto". En este trabajo se recopila abundante información extraída de los protocolos notariales de Navia que se conservan en el Archivo Histórico de Asturias. "En estas hermosas páginas, Chemi pone en valor algo que era una tradición poco documentada y que ahora toma forma y sentido verdadero, dándonos a todos la posibilidad de sentirnos orgullosos de nuestro pasado", señala el investigador Diego Fernández, tapiego afincado en Puerto de Vega, que prologa el libro. Subraya también Fernández los "amplísimos listados" de datos nuevos que aporta Lombardero en su último trabajo.

Imagen antigua del puerto de Puerto de Vega a principios del siglo XX.

Imagen antigua del puerto de Puerto de Vega a principios del siglo XX. / Archivo Diego Fernández.

Lombardero lleva años estudiando los puertos del occidente de Asturias y de Ribadeo y, fruto de ese minucioso trabajo, empezaron a llamar su atención los datos que iba localizando sobre los tráficos portuarios de Puerto de Vega. La localidad superó en esta materia a la capital del concejo, Navia, donde tan solo sobresale el comercio de madera. Todo el material recopilado durante muchos meses de labor se presentó el año pasado al Congreso de Cultura Marítima del Cantábrico, celebrado en Plencia (País Vasco). Ahora, ampliado, toma forma de libro dentro de la colección "La herencia recuperada".

"Durante casi todo el siglo XVIII, el puerto de Puerto de Vega conoció un desarrollo comercial relativamente extraordinario si lo comparamos con los puertos próximos en los que no ocurrió este fenómeno, por su volumen, por la amplitud de lazos comerciales, por la continuidad a lo largo del siglo y por su excepcionalidad", relata Lombardero, que expone cómo los vecinos, apoyados en una antigua tradición marinera y ballenera, tuvieron el "atrevimiento" de establecer lazos comerciales marítimos con enclaves españoles y extranjeros. Además, subraya el investigador, "fueron capaces de extender una red comercial de vendedores ambulantes y estantes hasta el norte castellano y Galicia".

Lombardero narra el origen de este fenómeno, cuando algunos comerciantes toman rumbo al País Vasco en busca de tejidos "que suelen ser de origen francés o inglés". "Salen en barcos muy pequeños y van ellos mismos a bordo. Después mandan un pariente a diferentes puntos como Zamora donde se monta un comercio al que abastecen y así van tejiendo la red. Eran empresas familiares que se mantienen bien hasta finales del siglo XVIII, luego ya decae completamente", resume el investigador. Recalca también cómo en esta actividad comercial se vuelcan los marineros, que se convierten en transportistas, y también las propias casas hidalgas de la zona.

Lombardero con su libro.

Lombardero con su libro. / T. Cascudo

Durante el siglo llegan a Puerto de Vega telas de todo tipo, cintas y otros productos como alfileres, bacalao o vino cargados en barcos de procedencia internacional, especialmente de Francia e Inglaterra. "Traen muchísimas cosas, pero sobre todo telas", detalla Lombardero. Desde Riga (Letonia), especialmente en las dos últimas décadas del siglo, llega a la localidad el afamado lino ruso. En este género destacó el comerciante Nicolás Méndez, de la localidad de Vigo, que después vendía el producto "en un radio muy amplio de los concejos de Navia, Valdés y Tineo". Cuenta el autor que, en el tráfico interior destaca el que se hacía con Bilbao. "La relación era muy fluida, de ida y de vuelta y, probablemente, tuviese sus orígenes en siglos anteriores como heredera del tradicional envío de hierro y vena de Somorrostro a las ferrerías del Occidente", añade.

El trabajo de Lombardero también pone de manifiesto la "cierta competencia" existente entre la villa de Navia y la parroquia de Santa Marina de Puerto de Vega. En ese sentido, constata cómo en aquella época las peticiones de los de Vega o Veiga, como también se conoce a la localidad, "no cuentan con demasiado apoyo de las autoridades del concejo".