Fallece María la Avellanera, símbolo de El Acebo: "Era una abuela para todos los cangueses"
Durante más de 50 años regentó un puesto de venta de recuerdos en el santuario, donde se ganó el cariño de los romeros
D. Álvarez
Cangas del Narcea despide hoy a una mujer carismática y muy querida en el concejo y también en todo el Occidente, la popular vendedora de El Acebo, María Álvarez, más conocida como María L’ Acebu, la Avellanera o la Platera, de 92 años. Fueron más de 50 años recibiendo a diario a los romeros del santuario en su puesto de venta de recuerdos, donde todo el mundo iba a buscar sus bolsas de rosquillos de anís y de avellanas tostadas. Un legado que se mantendrá, ya que su puesto continúa activo en manos de la familia.
Su carisma, su fortaleza y su ejemplo de mujer emprendedora y luchadora en el mundo rural hicieron que se convirtiera en un auténtico referente y que se ganase el cariño de cuantos se acercaban a conocerla. Su nieta Liliana Álvarez reconocía ayer que no solo ellos habían perdido a su abuela “sabemos que era una abuela para todos los cangueses” y destaca de ella su fortaleza, que demostró hasta el último momento. “Era genio y figura y tenía cariño para todo el mundo”, reconoce.
El alcalde cangués, José Luis Fontaniella, lamentó el fallecimiento de María L’ Acebu a quien le reconoció su lucha y trabajo y aseguró que “fue un gran ejemplo para la sociedad”.
También fue un referente de la cultura tradicional, lo que se le reconoció en 2022 dentro de los actos de la XIII Sumana de las L.letras Asturianas de Cangas del Narcea en un acto en el que se le rindió homenaje y se colocó una placa al lado de su puesto en El Acebo, que ahora servirá para que María Álvarez siga presente en su querido santuario.
Su vida fue un ejemplo de superación. Su padre falleció siendo niña, enviudó dos veces y perdió a una hija. Pero ella luchó para salir adelante convirtiéndose en una emprendedora que se dedicó al comercio ambulante recorriendo romerías y las entradas de las salas de fiestas y cines hasta que consiguió un puesto en el santuario, cercano al pueblo en el que residía, Fonceca, aunque ella era natural de Villarino de Limés. En su puesto de El Acebo estuvo presente a diario durante más de 50 años y solo comenzó a faltar a sus citas cuando la salud empezó a fallarle hace unos cuatro años. No obstante, su familia asegura que en casa seguía preocupándose por su puesto y ayudando a empaquetar sus míticas rosquillas y avellanas.
El funeral para despedirla tendrá lugar hoy viernes, a las cuatro de la tarde, en la basílica parroquial de Cangas del Narcea.
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