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Las espinas de la familia

A la creciente nómina de directoras que está enriqueciendo el panorama del cine española se suma Carlota González-Adrio, cineasta que con un solo cortometraje a sus espaldas muestra dominio del oficio y personalidad en La casa entre los cactus, que aborda el siempre espinoso mundo de la familia con una mirada tensa y unas formas intensas, reuniendo en un mismo aparato dramático los brotes ecológicos con las aristas del thriller más puro, y mas duro. El resultado, cimentado sobre un buen reparto en el que sobresale Ariadna Gil, que tan poco se prodiga por las pantallas, no es perfecto pero alberga elementos positivos de sobra para aplaudir la llegada de un nuevo talento que se esfuerza en demostrar en cada escena lo muy pensada que está la película.

Aprovechando al máximo los paisajes externos para reducir al mínimo la planicie íntima, la cineasta logra que la intriga se vaya desarrollando con interés creciente, y solo alguna arritmia narrativa y cierto comedimiento final impiden que alcance cotas más altas.

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