Sabido es que este año se conmemora el 200.º aniversario del fallecimiento de este gran patriota; me estoy refiriendo a Melchor Gaspar de Jovellanos.

Fue el 28 de noviembre de 1811, en Puerto de Vega, como así lo testificó el párroco de dicho lugar. Enterrado en la iglesia de Santa Marina, delante del altar mayor, al lado de la epístola.

Su cadáver fue trasladado en septiembre de 1815 a su ciudad natal, Gijón, en el cementerio que él había promovido, cercano a la iglesia parroquial de San Pedro. El 20 de abril de 1842 se volvieron a exhumar sus restos para ser trasladados al interior de la iglesia, en la pared de la nave de la epístola.

El 23 de agosto de 1936 se dinamitó la torre de la iglesia de San Pedro, por lo que el alcalde, Avelino González Mallada, autorizó que se sacaran los restos de este adelantado de su tiempo, y que se depositaran en la Escuela de Comercio, hasta que, en 1938, se trasladaron al Instituto Jovellanos. Reconstruida la iglesia de San Pedro, los restos se volvieron a inhumar en la capilla de los Remedios, en 1949.

Sin embargo, su peregrinación no acabó aquí, pues en octubre de 1976 se sacó la caja para depositarla en la Casa Museo. Finalmente, el 3 de febrero de 1978 se depositó en la capilla de peregrinos, adonde Jovellanos tenía acceso desde su casa.

El médico que finalmente lo atendió fue el doctor José Angulo, quien le diagnosticó de una «flegmasía aguda de pulmón»; es decir: Jovellanos falleció de neumonía, también conocida como pulmonía.

¿Pero, qué es una neumonía? Básicamente habría que decir que es una enfermedad pulmonar inflamatoria. Según su etiología -causa que lo origina-, puede ser etiquetada en bacteriana, vírica, micótica -por hongos como el Aspergillus y la Cándida-, parasitaria, alérgica, autoinmunitaria, química -ocasionada por gases irritantes, aceites minerales, medicamentos, etcétera-, y neumonía por radiación.

Normalmente la enfermedad sigue un curso clínico agudo, aunque se habla de neumonía crónica cuando, transcurridas seis semanas de tratamiento, no se observa ninguna mejoría apreciable.

La neumonía bacteriana más frecuente es la ocasionada por el neumococo -«Streptococcus pneumoniae»-, que aparece con mayor frecuencia en invierno y al comienzo de la primavera, por regla general tras una infección vírica del tracto respiratorio superior.

Es típico que la neumonía neumocócica se presente con escalofríos y fiebre elevada (39º-40ºC o más). Poco después, el paciente suele presentar dolor al respirar profundamente; esto indica la afectación de la pleura -especie de camiseta que recubre el pulmón-. A continuación, el síntoma más frecuente es la tos, que suele estar acompañada de expectoración marrón oscura. La debilidad marcada y sensación de postración es la tónica general.

Por todos estos síntomas pasaría, seguramente, el aventajado Baltasar Melchor Gaspar María de Jovellanos, pero que en aquellos momentos no pudieron ser atajados por el médico, por lo que inevitablemente la enfermedad acabó con su vida, a los 67 años de edad.