El papel, tal y como Bradbury y Truffaut nos enseñaron tan pedagógicamente, arde al alcanzar los 451 grados Fahrenheit, que en nuestra escala son los 232 grados Celsius. Esto por una parte. Y por otra sucede que a la municipalidad gijonesa, al moriyonato, se le debe de haber aparecido otra vez la Virgen.

«Celsius 232» es el nombre previsto para un posible festival sobre ciencia ficción que el Ayuntamiento de Avilés estaría dispuesto a promover en la villa del Adelantado. «Celsius 232» es también el nombre de un premio literario nacido en el seno de la «Semana negra» de Gijón y otorgado a la mejor novela de ciencia ficción o fantasía.

De mano, podría suponerse que el festival avilesino es un «spin off» del certamen gijonés, es decir, una salpicadura por centrifugado, un derivado, un hijo. Por ejemplo, en el terreno de la ficción audiovisual, la serie «Frasier» fue un «spin off» de «Cheers», y en España «Aida» lo ha sido de «Siete vidas».

Ahora bien, según un relato publicado en este periódico por Alejandro Ortea, con su admirable pasión habitual, «Celsius 232» vendría a ser un hijo ilegítimo de la «Semana negra», ya que usurparía la titularidad del premio y está siendo promovida por una especie de escisión del acontecimiento creado por Paco Ignacio Taibo II (PIT II).

Y aquí es donde precisamente se le aparece la Virgen a la regidora Carmen Moriyón. O, dicho de modo laico, donde la potra reluce. Bien es sabido que existen dificultades objetivas para organizar este año el suceso negrosemanero (emplazamiento, dotación de caudales públicos, etcétera); pero desde la infame actuación del Ayuntamiento sobre el Festival Internacional de Cine también tenemos corroborado que se dan restricciones mentales y subjetivas acerca de la veterana creación de PIT II.

Pues bien, si, como parece, hay ahora traidores en el infierno, si arden internamente los papeles de la «Semana negra», a la municipalidad le están sirviendo en bandeja de plata la mejor coartada que jamás pudo contener novela negra alguna.