Los "durmientes" del PP y el paréntesis del PSOE

El escenario de batalla de los populares se traslada a los congresos locales | El súbito silencio de Adriana Lastra y el ruido creciente socialista

Vicente Montes

Vicente Montes

1.- En el Partido Popular.

El PP celebrará la próxima semana (el día 11) la primera de las votaciones de cara a su congreso regional, programado para siete días después. Ahí se medirán fuerza las dos candidaturas. El actual secretario general del PP, Álvaro Queipo, cuenta con el casi unánime aval de los cargos orgánicos e institucionales del partido, por lo que cabe esperar una victoria contundente. Habrá que ver si su camino queda despejado ya en la primera votación (al quedar anulada la alternativa que encabeza Javier Brea) o aún deberá esperar a la segunda.

Pero con ello no quedará resuelta la situación interna del partido, porque aún resta una segunda parte, que se prevé de lucha encarnizada: la del control de las juntas locales. Hasta ahora la constelación de feudos que es el PP ha expresado su adhesión a Queipo, pero cada cual probablemente reclamará la contraprestación correspondiente. Existen demasiados intereses excluyentes, así que es probable que los congresos locales no sean un paseo militar, al margen de los intentos por influir que tenga la futura dirección del partido.

Pero está además el problema de los "durmientes": masas de afiliados en criogenización capaces de activarse con solo abonar sus cuotas pendientes. Oficialmente el partido habla de un total de 18.000 afiliados, pero la mayoría no se encuentran al corriente de pago, por lo que no pueden participar en congresos. Para este regional se prevé que la cifra de inscritos supere los 2.000. ¿Y los demás?

A lo largo de las distintas batallas internas, tanto en congresos regionales como locales, fue habitual en el PP tratar de inclinar balanzas incrementando los afiliados afines a cada cual. La mayoría de ellos no tuvieron otra misión que esa: quedaron registrados, pagaron su cuota de afiliación, votaron y se echaron a "dormir". Pero su resurrección (abonando las cuotas que les faltan) es posible. A medida que se acerquen los congresos locales (hay escenario de batalla en Oviedo, Gijón y Avilés, pero también en otros muchos municipios) se verá cuántos de los afiliados congelados del pasado regresan con misión encomendada.

2.- En el PSOE.

Inesperadamente, esta semana, la cuenta de Adriana Lastra en la red social de X (antes Twitter) se apagó. Más de 160.000 seguidores, con un público fiel que aplaudía los mensajes en azote de la derecha y un pertinaz grupo de "haters", quedaron en el limbo. El cierre definitivo no es seguro, sostienen desde su entorno, pero la vicesecretaria general de Acción Política de la FSA se ha tomado unas vacaciones de las redes sociales. Además, ante su próxima maternidad, es probable que inicie una baja en un horizonte cercano que se prolongaría al menos hasta septiembre del próximo año. ¿Está Adriana Lastra en una desescalada?

Bajo las aguas calmadas del PSOE asturiano hay bullicio (¿cuándo no lo ha habido?) y los "lastrólogos" hacen cábalas. La música de fondo lleva tiempo escuchándose en el partido, con más o menos intensidad y se fundamenta en acordes recurrentes pero que últimamente suenan con fuerza: se han caído los hilos de interlocución con el Gobierno central, se asienta el relato de un Ejecutivo regional adelgazado de sustancia y cuya estructura no termina de engrasar, y la FSA va camino de convertirse en trinchera a la que el Presidente Barbón deja hacer. Entretanto, aquél virtuoso triángulo del Gobierno del Principado (recuerden la tríada Gimena Llamedo-Borja Sánchez-Nieves Roqueñí) está más sujeto a fuerzas centrífugas que a la cohesión esperada. Las inversiones industriales claves para el futuro inmediato de Asturias, Arcelor y vehículo eléctrico, evolucionan sin que nadie aquí empuje, aunque conviene reseñar que hace días un inversor vinculado a la industria del automóvil verde evaluó "in situ" terrenos en Asturias.

Más o menos ese es el resumen de un relato a cuya propagación y carta de verosimilitud contribuye sin quererlo un Gobierno que ya ha superado los cien días, atrapado también en la inercia de la investidura nacional y que no ha logrado aún conformar un discurso claro más allá de la apertura de la Variante de Pajares, que a no puede pillar por sorpresa.

Las alianzas de Pedro Sánchez para garantizarse la Moncloa tensan internamente al partido, es indudable, aunque más entre dirigentes que en militantes de base. El resultado final y la estabilidad que resulte determinarán cuánto de la poción de supervivencia le queda a Sánchez y, con ello, el clima que impregnará al partido en todos los territorios. Entonces se verá dónde se coloca cada cual.

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