"Efecto AVE"

El concepto de adelanto y prosperidad ligado a la alta velocidad

Fernando R. Miranda

Fernando R. Miranda

No sé yo si eso de esperar tantas cosas buenas del fenómeno AVE resultará beneficioso para nuestra salud... La avalancha de reservas debido a la promoción de precios de Renfe viene acompañada por la confianza en que, por fin, nuestra comunidad abandonará su aislamiento histórico. Todo indica que llega a su destino ese viaje por la memoria de la desigualdad en materia de comunicaciones.

Y es que tiene su morbo lo de entrar y salir de la Meseta a alta velocidad, pero sería muy interesante que no se marchasen solo los jóvenes en busca de trabajos acordes con su formación. También debería llegar, por ejemplo, algún científico a nuestros laboratorios... aunque fuera a paso lento por la rampa de Pajares.

Igualmente, hay que pedir –y nos consta que están en ello– que el AVE traiga muchos turistas que ayuden a multiplicar la buena racha que llevamos en los últimos años. La Fade apunta a que el tráfico ferroviario de mercancías aumentará su volumen entre un diez y un quince por ciento entre nuestras empresas.

Nos adelantan que los costos logísticos se abaratarán, entonces... ¿veremos al fin luz al final del túnel? Los expertos en movilidad nos dicen que sí. Hablan de "horizonte de posibilidades", de ruptura con la economía que conocemos y de cambio en el cómo nos ven desde fuera de Asturias.

De ser así no nos podríamos perdonar que, después de esta interminable espera en el apeadero, no estuviésemos preparados con el billete en la mano para subirnos al tren de las oportunidades. Sin embargo, tengo la impresión de que más que un cambio revolucionario, lo que llega a Asturias de manera veloz es una llamada a la superación. Es decir, el antes y el después por el que suspiramos no nos cambiará la vida, pero nos pondrá al alcance de la mano una palanca valiosísima para activar la competitividad.

Estar o percibir que estamos más cerca de todo no mejorará tampoco necesariamente la calidad de nuestra vida, ya que ésta no se mide por plantarse en Alicante unas cuantas horas antes... Son parámetros un poco más complejos que los de las simples tarifas, tiempos y frecuencias de viaje. Aunque es verdad que por algo hay que empezar, sabiendo que, además, el transporte es fundamental en la actividad económica: uno de cada cuatro euros del gasto de nuestros comercios se destina a este capítulo.

La Alta Velocidad romperá barreras pero, sin querer aguar la fiesta a nadie, ser más accesibles y estar mejor conectados no obrará milagros inmediatos. Es más, incluso desvelará otras necesidades urgentes que se convertirán en imperiosas. Ahí están la intermodalidad y los servicios de cercanías; o la actualización de la malla ferroviaria desde Pola de Lena hasta Gijón y Avilés junto con la reforma de las estaciones, además de otras heridas que aún tenemos abiertas, como la Zalia.

El AVE no traerá por sí mismo el progreso si lo tomamos como el final de una espera y continuamos sentados mirando complacientes sus relucientes traviesas. Las ventajas no vienen solas. Normalmente, hay que ir a buscarlas o, cuando menos, acompañarlas.

La Variante, aunque puede llegar a ser un revulsivo si aunamos muchas voluntades, no romperá con el pasado de un día para otro. Se trata, eso sí, de una obra de Estado de tal magnitud que ha implicado a distintos gobiernos nacionales, llegando incluso a entroncar con nuestra propia autoestima regional.

Pero, aparte de cambiar la imagen que tiene el foráneo de Asturias, bueno sería también que el AVE transformara el concepto que tenemos de adelanto y prosperidad. Un regalo tal vez tardío, pero que nos ilusiona y nos compromete. Mientras, el ambiente y la expectación son máximos en un impulso emocional rayano en la euforia.

En nada, estaremos a menos tiempo de territorios que fueron privilegiados y que son el espejo de una modernidad de la que nos privaron, dicen, por nuestra orografía. Recuerdo los fastos del 92 y el primer AVE de Madrid a Sevilla. Treinta y un años después, –ya llovió– se anuncia nuestro viaje al futuro. Bienvenido sea. De momento, las colas y las reservas "online" responden a las expectativas. Ahora toca permanecer atentos a su desarrollo y vertebración socioeconómica. El "efecto AVE" está servido.

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