Reivindicación de la emigración

El espíritu emprendedor, solidario y alegre que llevaron los asturianos a Hispanoamérica

Omar González Pardo

Omar González Pardo

Omar González Pardo, fundador y presidente del Grupo Trinity, entregó el pasado miércoles la bandera de Colombia al presidente de la Fundación Archivo de Indianos-Museo de la Emigración de Colombres (Ribadedeva). Durante el acto, el empresario colombiano de ascendencia española hizo una encendida reivindicación de la emigración española y asturiana en Hispanoamérica. Omar González Pardo comparó el espíritu aventurero y emprendedor de los emigrantes con el de los empresarios.

Quiero comenzar agradeciendo de manera muy especial a la Fundación Archivo de Indianos-Museo de la Emigración, y especialmente a su presidente, D. Francisco Rodriguez, por proponer mi inclusión como miembro de la Asociación de Amigos de la Fundación presidida por D. Antonio Suárez Gutiérrez, la cual se ha constituido para apoyar e impulsar el Archivo y Museo de Colombres como un homenaje de justicia histórica hacia toda la emigración asturiana y española a América.

Para mí es un verdadero privilegio volver a esta casa que acoge la memoria y el corazón de nuestra querida Iberoamérica, y la cual tuve oportunidad de visitar el pasado mes de septiembre, cuando fui invitado por parte de las Asociaciones de Empresas Familiares de Asturias y Cantabria a compartir un panel sobre la integración iberoamericana.

En ese momento, cuando ingresaba y admiraba la belleza de este recinto, me detuve a observar las diferentes banderas ondeando en su imponente entrada. Con la misma ilusión que se intenta identificar a un hijo en medio de una presentación escolar o un partido de fútbol, me apresuré a buscar la bandera de mi país de nacimiento, Colombia. Para mi sorpresa la eché en falta, pensando para mis adentros: la bandera de Colombia, nombre de pila en honor a Colón, o mejor a la Hispanidad, debería orgullosamente ondear en Colombres, ¡sacristía de la Hispanidad!

Imaginen entonces la alegría e ilusión que me embargó el recibir al invitación al acto que hoy nos reúne, en el que en presencia de ustedes y en compañía de mi familia –de mi esposa María Lourdes y mis hijos Gabriel e Ignacio– hacemos entrega de la bandera de Colombia a la Fundación, para que junto a las izadas con anterioridad, correspondientes a los países de acogida que tienen presencia aquí, sea nuestra humilde manera de honrar a nuestros antepasados y dejar constancia de esa siembra de nobleza y lealtad transoceánica que se ha dado en las dos orillas, la cual permanece viva, y que, con sus luces y sus sombras, aprendiendo de los errores, mantiene la esperanza de ser mejores para construir un mundo más solidario y mejor.

La mujer y los hijos de Omar González, María Lourdes Oñate y Gabriel e Ignacio González, durante el acto de entrega de la bandera de Colombia en el Archivo de Indianos.

La mujer y los hijos de Omar González, María Lourdes Oñate y Gabriel e Ignacio González, durante el acto de entrega de la bandera de Colombia en el Archivo de Indianos. / R. Díaz

Ahora quisiera referirme a la génesis de esa semilla que hoy nos da como fruto un entorno de riqueza cultural, diversidad y unión: la emigración. Esta responde a un fenómeno histórico de españoles desplazándose hacia diversos destinos en el mundo, comenzando en el siglo XV durante el imperio español y manteniendo un ritmo menor en nuestros días. El destino preferido de los españoles desde esa época fue Hispanoamérica, estimulado por un enriquecimiento y ascenso social que generaba ilusión, aspiración y orgullo, y que contribuyó de gran manera a al construcción de las repúblicas americanas.

Moviéndonos en el tiempo encontramos la emigración asturiana, la cual se estima en 350.000 almas entre mediados del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. En torno a 100.000 de estos asturianos se dirigió a América, principalmente hacia Cuba y Argentina, destinos preferidos por ellos, seguidos por Brasil, Uruguay, Chile, Perú, Venezuela, México y Colombia. Siendo mi país natal quizás el receptor del menor número de emigrantes durante este periodo.

Esa emigración española y asturiana a Hispanoamérica fue la creadora de una deliciosa, rica e inigualable fusión cultural. Como producto de esta cultura viva, hoy tenemos una Iberoamérica que comparte expresiones, aficiones, sabores y un mismo espíritu. Gracias a ello, somos emprendedores. Siempre dispuestos a arriesgar lo que somos por lo que podemos ser. Lo que constituye un hermoso legado de nuestros ancestros españoles y especialmente asturianos, quienes por naturaleza son valientes, aventureros, aguerridos, leales, emprendedores, solidarios y alegres, generosos y magnánimos (¡solo hay que ver lo que son las espichas!).

Gracias a ese espíritu, y usando las palabras de Santiago González Romero, los asturianos en su esencia han sido también peregrinos y mineros. Dos capítulos vitales de su historia contemporánea.

De ahí que, como bien lo describió el Nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez: del lado hispánico y –del lado asturiano digo yo– tal vez nos venga el ser emigrantes congénitos con un espíritu de aventura que no elude los riesgos.

La entrega de la bandera de Colombia en el museo de Colombres coincide con el inicio de nuestra actividad empresarial en toda España

Ahora, permítanme hablar un poco del origen de la bandera de Colombia. Una bandera que identifica a 50 millones de colombianos. Que representa al "Realismo Mágico", género literario adoptado por Garcia Márquez, y a través del cual inmortalizó esa atmósfera mágica y enigmática que desafía las fronteras entre lo cotidiano y lo fantástico, convirtiendo a Colombia en una tierra de encanto. Una bandera que hace alusión al que fue catalogado por la revista Forbes en el 2022 como el tercer país más hermoso del mundo por su enorme biodiversidad, su "Río de Siete Colores" y sus otros múltiples destinos naturales. Y, por supuesto, una bandera que nos recuerda el origen de ese sabor inigualable que a diario disfrutamos en cada sorbo de un buen café colombiano.

Ella tiene su origen en 1806, concretamente el 12 de marzo, cuando el Precursor Francisco Miranda ondeó por primera vez el tricolor amarillo, azul y rojo a bordo de su velero "Leandro" durante su fracasada invasión a Coro –población de Venezuela–. Esta bandera fue al misma que Miranda junto con Lino de Clemente y José Sata presentaron al Congreso de Venezuela de 1811 para que se adoptara como insignia nacional. Dos años después, Simón Bolívar ordenó continuar con la bandera de Miranda como el emblema colombiano.

Sobre el simbolismo de sus colores muchas versiones y leyendas han surgido. Al punto que casi que podría decirse que su significado depende de quien la mire. En mi personal interpretación, como hispano-colombiano, de ella me gusta decir que sus franjas amarilla y roja –presentes en la bandera española– representan nuestro lazo familiar con España, y el color azul representa tanto el color del cielo y del mar, como el de la bandera de Asturias.

El estar hoy aquí, izando la bandera de Colombia en este recinto que acoge la memoria de quienes emigraron a América y aportaron a la construcción de sus pueblos, es un verdadero honor. La Fundación tiene un alto significado simbólico, pues aquí está representado un capítulo esencial de la historia moderna de Asturias y de la España contemporánea. Una historia que permitió que españoles y americanos convivieran juntos compartiendo y aprendiendo. Haciendo de la hispanidad, más que un concepto, una cultura viva nacida de la unión. Pues la Hispanidad es esa obra inmersa entre dos mundos hermanos, que Octavio Paz bien definió como la síntesis del amor.

Por último, permítanme referirme brevemente a mi historia personal, marcada sin duda alguna por ese espíritu aventurero que me formó como emprendedor. Ser empresario me viene en la sangre, por esa herencia recibida desde el pasado gracias a la emigración española y asturiana a América –a Colombia para el caso de mis ancestros– y que se manifiesta especialmente en los rasgos familiares que hoy me traen a este maravilloso lugar a reencontrarme con mis raíces.

Y es que al igual que se "emprende" un viaje, también se "emprende" para crear empresa. Por ello, con gran orgullo, como emprendedor, me considero como un viajero que a su paso busca sumar cada día más acompañantes y recorrer más destinos. Este caminar permanente me tiene hoy de regreso a esta hermosa tierra, justo en un momento de gran ilusión. Pues la entrega de la bandera de Colombia en el museo de Colombres coincide con el inicio de nuestra actividad empresarial en toda España, la cual anunciamos recientemente y cuya historia comenzamos a escribir con gran amor, esperanza y fe en que a partir de al actividad empresarial podremos agregar valor social a esta noble tierra y a su gente.

De igual forma, al presentarnos ante ustedes aquí, en este acto de tan alta significación para España, Colombia yAsturias –en nombre propio yen el de mi familia– estamos también adquiriendo el noble compromiso de preservar la memoria del legado de la emigración. Estamos felices de embarcamos en este ilusionante proyecto de apoyo y respaldo a este importante punto de encuentro de españoles y americanos. Y, además, en este contexto de nobleza y buen gusto que aloja tantas historias de vida emocionantes, las cuales se mantienen vivas, y en el que también, a viva voz, declaramos que nuestras raíces son españolas, más nuestro corazón es asturiano.

Así pues, con inmenso amor y gratitud por Asturias, asumimos la responsabilidad de mantener el legado y seguir construyendo ¡a lo grande! y también en lo pequeño, una sociedad cada vez más justa, humana y feliz. Elo, siempre guiados y acompañados de la mano de Dios, a quien encomendamos todos y cada uno de nuestros pasos.