El robo que frustró Rañada sin quererlo

Luis Alonso-Vega

Luis Alonso-Vega

Llevo una etapa donde las defunciones, por desgracia, florecen más que las rosas en primavera: claro estamos aún en invierno. Así que hace dos días me sacudió el fallecimiento de Ramón Rañada, arquitecto urbanista que conocí y traté alrededor de los años 70 y 80, coincidiendo que su casa–estudio se encontraba justo enfrente del banco en el que yo trabajaba.

Ramón era y fue siempre de esa clase de hombres aparentemente despreocupados, pero que sabía y conocía todo lo que ocurría a su alrededor. Hoy me vino a la memoria una de esas historias personales que muy poca gente conocerá, porque solo dos más la conocimos y vivimos en aquel momento. Ramón trabajaba más bien de noche, ya que su luz permanecía encendida de madrugada. Su coche, ya entrado en años, estaba aparcado a la puerta de su casa-estudio. El vigilante del banco observó que un caco intentaba abrir una de las puertas del vehículo, con lo cual, buscó el teléfono del arquitecto y le llamó: "Don Ramón, alguien quiere robarle el coche". A lo que le respondió: "Imposible, no hay nada que robar. Gracias". No obstante, Ramón se asomó a la ventana y viendo que el caco intentaba abrir la puerta del copiloto, le gritó: "No, por esa puerta no, por la otra que es la estropeada", lo que hizo poner al caco pies en polvorosa.

Lamento mucho el fallecimiento de Ramón y envío a su familia y entrañables amigos mi más sentido pésame. Dejas buenos recuerdos.

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