Opinión

El tercer sueño de Piccard

Un pionero de la aventura que se prepara para dar la vuelta al planeta en un avión de hidrógeno verde

Visitaba España estos días un pionero de la aventura naturalista y la descarbonización. Sus investigaciones y su afán por buscar fórmulas para mejorar la vida de la Humanidad le vienen de familia. Sus abuelos y su padre fueron sus maestros en la búsqueda de pruebas que nos enseñaran las entrañas desconocidas y los secretos de la Tierra. Bertrand Piccard se prepara para hacer realidad su tercer sueño: dar la vuelta al Planeta en un avión movido por hidrógeno verde.

Después de completar la vuelta al mundo sin escalas en un globo aerostático a finales del siglo XX (junto al piloto británico Brian Jones), en 2016 volaba en un avión ultraligero, un prototipo movido por energía solar fotovoltaica, en el que consiguió completar la vuelta al mundo. Una de sus escalas la realizó en Sevilla ese verano. Quizá fuera un homenaje a un pionero andaluz, Abu I-Qásim Abbás Ibn Firnás, nacido en Ronda, que ya acreditó el primer vuelo humano sobre la Córdoba de los omeyas hace 1.200 años.

"Este vuelo es la victoria de un sueño", declaró Piccard tras completar felizmente la vuelta al mundo en un globo aerostático en 1999. En su segunda gran aventura volaba en el "Solar Impulse 2", esta vez en un ultraligero movido por energía solar. Ahora lo intenta con una aeronave que se nutre de hidrógeno verde. Un aparato que presentó hace dos meses en Ginebra, el "Climate Impulse".

"He pasado la infancia con gente que conseguía lo imposible", manifestó al aterrizar en Madrid. Su abuelo Auguste Piccard, profesor en las universidades de Zúrich y Bruselas parece que fue el inspirador (al menos físicamente) del profesor Tornasol, personaje de las aventuras de Tintín. Durante su tiempo en la capital belga llevó a cabo ensayos de vuelos en globo por la estratosfera, junto con su esposa, que era fotógrafa, y alcanzó por primera vez en una nave presurizada la altura de 16.200 metros. Voló con asistentes como Max Cosyns y Paul Kipfer y trajeron muestras de "aire azul", rico en ozono. Años más tarde presentó su invento de un batiscafo. La saga continuó con su hijo Jacques, que utilizando el invento paterno llegó a bajar a una profundidad de 3.150 metros en aguas del Atlántico el 30 de septiembre de 1953 cerca de las islas de Cabo Verde. Luego consiguió récords en la sima de las Marianas, en el Océano Pacífico.

Bertrand Piccard busca la descarbonización y trata de demostrar que la aviación puede disminuir la gran contaminación que produce. Es el futuro, dice, de una aviación menos contaminante. Lucha contra el calentamiento global e indica que si podemos descarbonizar la aviación podremos descarbonizar el resto de sectores industriales. Proteger el medio ambiente es una oportunidad extraordinaria, señala, para que vivamos mucho mejor. Y en sus aventuras intenta combinar la economía con la ecología.

Hemos de recordar que otro pionero de la aviación fue Jesús Fernández Duro, nacido en Turiellos (La Felguera, Langreo), quien fue el primero en atravesar en globo los Pirineos desde la localidad francesa de Pau y navegar hasta Granada. Claro que el precedente más antiguo que se conoce de los humanos voladores fue el del rondeño Abu I-Qásim Abbás Ibn Firnás, también conocido como Armen Firman, quien a sus 65 años sobrevoló la ciudad de Abderramán II utilizando una manta extendida en una rudimentaria estructura, aunque se rompió sus dos piernas a consecuencia de su fatal aterrizaje. Corría el año 852 cuando este filósofo, poeta, químico, estudioso de la física y la astronomía, este práctico sabio aventurero, logró volar lanzándose desde una colina cordobesa y mantenerse en el aire unos diez minutos, según las crónicas. Toda una marca si la comparamos con la de los 12 segundos del primer intento de los hermanos Wright, y una longitud de vuelo de 37 metros en 1903 o la de dos años después, el 5 de octubre de 1905, cuando Alberto Santos Dumont voló 221 metros sobre París tras unos cien intentos.

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