Opinión | Sol y sombra

Periodismo, la buena partitura

En medio de un afán censor y liberticida como nadie recordaba se ha colado oportunamente el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebró con buenas palabras y mejores deseos frente a la amenaza totalitaria y la reinterpretación partidista del fango por parte de quienes no dejan de chapotear en él.

En 1920, el periodista y filósofo público Walter Lippmann anunció la primera crisis del periodismo coincidiendo con un estancamiento de las democracias occidentales. Él mismo anticipó la noticia. Cofundador de "The New Republic", confidente del presidente Woodrow Wilson y encargado de contrarrestar la propaganda en Europa durante la Primera Guerra Mundial, Lippmann hablaba con autoridad de cosas que nadie había dicho hasta entonces. No era excesivamente optimista, porque, como escribió en "Libertad y prensa", el periodismo necesita de un entorno democrático solvente para ofrecer información veraz. Por contra, sin él la democracia no existe. "Una prensa libre no es un privilegio, sino una necesidad vital en una sociedad", escribió entonces.

El periodismo, muy sencillo de explicar, se traduce en informaciones veraces y opiniones libres. Aunque esto puede parecer algo más complicado por culpa del ruido que todo lo distorsiona y por los políticos empeñados en distraernos para tapar todo aquello que no les gusta ver publicado. Con más motivo por tratarse de tiempos confusos y difíciles, el periodismo libre no es una prerrogativa y sí una urgencia constante.

Vuelvo a Lippmann cuando escribía en "Libertad y prensa" que ya pueden los hombres de Estado trazar programas de gobierno que terminarán en nada si los propa-gandistas y censores interponen una pantalla teñida donde debería haber una ventana al mundo. Esas pantallas, teñidas de todos los colores, siguen interponiéndose y obstaculizando una narración veraz de los hechos.

El análisis de Lippmann, además de certero, no tiene fecha de caducidad. Y es bueno recobrar esa vieja y buena partitura ahora que el Gobierno parece dispuesto a protagonizar un retorno al pasado con el control de los periódicos y las webs que le disgustan.

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