Opinión | Crítica / Música

Voces solidarias

Juan Jesús Rodríguez y Anna Cabrera ponen música al proyecto auspiciado por Ópera Sin Fronteras

La ONG Ópera Sin Fronteras y la Fundación "Agua de coco", presentaron el jueves, en Oviedo, su proyecto para llevar a cabo "El sueño de Nirina", una ópera participativa que se realizará en Madagascar.

La finalidad no es otra que concienciar acerca de la realidad de la mujer y la emergencia climática. Como siempre sucede para estas iniciativas benéficas, todos han querido aportar su granito de arena y la Ópera de Oviedo organizó un recital lírico con Juan Jesús Rodríguez, Anna Cabrera y Marcos Suárez que fue el broche de oro a las explicaciones de Azorín y Martos, responsables de Ópera Sin Fronteras.

El barítono onubense atraviesa un momento excelente. Juan Jesús Rodríguez ha sido galardonado con el permio a mejor intérprete masculino –concedido por Ópera XXI– en la temporada 2022-2023 por, entres otros roles, su Don Carlo en el "Ernani" llevado a cabo en la capital del Principado. Y el público ovetense lo cuenta como uno de sus nombres líricos predilectos.

Así se percibió en la velada del pasado jueves, donde los "¡Bravo!" y las salvas de aplausos por parte del público seguían a cada intervención del barítono. "Ya mis horas felices", de la zarzuela "La del Soto del Parral", evidenció su presencia escénica y vocal.

Imponente, con una voz siempre rotunda y una marcada línea de canto que explota, oportunamente, todo el lirismo de las piezas, el barítono lució todo su poderío en la obra de Soutullo y Vert. Igualmente, su "Nemico della patria", de la ópera "Andrea Chénier", estuvo matizado y el artista, pletórico, utilizó cada registro vocal para reforzar su gran expresividad.

Al lado de semejante titán, podría pensarse que Anna Cabrera tenía un papel complicado. Sin embargo, la soprano ruso-cubana sorprendió a los asistentes con su altísimo nivel vocal.

De timbre hermoso, pulido y cristalino, redondeado por el vibrato, Cabrera se reveló como promesa que, a buen seguro, dará mucho que hablar en Oviedo durante los próximos años. Quizá "La petenera", de la zarzuela "La Marchenera" expuso algún debe en la dicción de las "eses", pero este hecho no empañó sus prestaciones vocales. Su mesa di voce, y algunos ornamentos sutiles y delicados aplicados al "Caro nome" de "Rigoletto", demostraron todo el potencial de la soprano, con unos agudos afilados y bien timbrados.

Los dúos que interpretaron ("La ci darem la mano" y "Piangi, fanciulla, piangi") mostraron la complicidad escénica que tenían los dos artistas y su equilibrio, con elegancia en cada uno de sus respectivos fraseos.

Mención especial merece el pianista Marcos Suárez que, con un cambio de programa de última hora supo plegarse a los cantantes en todo momento, respirando con ellos y cayendo junto a ellos en cualquier entrada, mostrando el oficio que, poco a poco, va atesorando el langreano.

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