Llanes, Bárbara MORÁN

Los balcones de las casas de Villahormes (Llanes) aparecían ayer engalanados con las banderas de España y de Asturias, y los vecinos, vestidos con sus mejores galas. Todo ello para celebrar ayer el día grande de las fiestas de San Antonio Abad o San Antoniu, que cada 13 de agosto acoge esta localidad del Valle de San Jorge.

Pasaban treinta minutos del mediodía cuando un grupo de mozos del bando, ataviados con el traje de porruanu, acercaron a hombros el ramu de ofrenda al Santo. Junto a ellos, los niños, que portaban otro ramu de pan dulce que cada año ofrecen los más pequeños. Mientras tanto, las aldeanas, a ritmo de pandereta y tambor, llegaban a la capilla de San Antonio entonando cánticos populares.

El párroco, Domingo González, comenzó el oficio religioso en una capilla atestada de gente. La nota musical estuvo a cargo del Coro «Manín», de Lastres. En los alrededores del templo, decenas de lugareños y turistas aguardaban la salida de la imagen de San Antonio y la emoción entre los devotos al santo era palpable.

Durante todo el año los vecinos del bando trabajan para preparar este día. Todos se esfuerzan para que el de San Antoniu sea un día grande y para que la fiesta atraiga al mayor número de visitantes posible.

La tradición ha enganchado a gentes de todas las edades, que participan activamente para que la fiesta sea posible. Éste es el caso de Gema Regueiro, una joven del pueblo que ayer lucía el traje de llanisca y celebraba junto a vecinos y amigos su «día más grande». Asegura que ya desde la cuna participaba en la fiesta, y ahora colabora activamente en la organización, e incluso ha sido la rescatadora de cánticos populares muy antiguos que corrían el peligro de perderse en el olvido. «Decidí plasmarlos en papel para que no se borre nuestra tradición de cantos. Sería muy triste olvidar esas canciones que forman parte indiscutible de este día. Trabajamos mucho durante el año para lograr el dinero suficiente para celebrar estas fiestas. Nuestro objetivo es que agraden a todos los que nos visitan y sean siempre lo que son para nosotros: un día de tradición y de homenaje a San Antonio», aseguró la joven mientras se preparaba para tocar el tambor en la salida de la procesión del santo.

Los himnos de España y de Asturias, interpretados a la gaita, pusieron a todos los que aguardaban en los alrededores de la capilla en pie. Llegaba el momento esperado por todos: San Antonio salía del templo para protagonizar la tradicional procesión por las calles del pueblo. El santo salió en procesión, un año más, a hombros de cuatro mozos del bando, y recibió piropos y alabanzas por parte de los más devotos antes de ser devuelto a su capilla. Villahormes despidió entonces al santo con una lluvia de voladores que hicieron temblar de emoción a los presentes

Entre los asistentes había muchos turistas que durante estos días permanecen en la zona, como Miguel Salcedo y Paloma Álvarez, matrimonio de Vitoria, que disfrutan de sus vacaciones en Villahormes por primera vez. Ayer se acercaron hasta la capilla de San Antonio por curiosidad, aunque ambos aseguraban al término de los actos que la velada había sido «bonita y entrañable».

Villahormes tiene menos de 200 habitantes en invierno, pero en verano la cifra se dispara. Muchos vecinos que residen fuera vuelven sólo para participar en las fiestas de San Antoniu, que se celebran por todo lo alto durante dos días. El domingo se había plantado la tradicional joguera en el prau de la fiesta. Este año la labor de los mozos del pueblo fue complicada por el mal tiempo y la lluvia que acompañó durante parte de la jornada. Después hubo reparto de bollos preñaos y botellas de vino.