Piñeres de Pría,

María TORAÑO

Es indiscutible que los pueblos del concejo de Llanes relucen en verano con sus múltiples fiestas patronales y verbenas. Las personas que se enfundan el traje de aldeana y de porruano se cuentan por centenares y el buen tiempo acompaña la mayor parte de la veces. Más raro resulta encontrar localidades que decidan mantener las fechas de sus santos patronos a pesar de que caigan en épocas de frío, pero algunas ni lo dudan y arropan a sus imágenes con toda la devoción posible por muy negro que se ponga el cielo. Así lo hacen en Piñeres de Pría, que ayer celebró el día grande de la Inmaculada Concepción, en pleno mes de diciembre, bajo la lluvia -que sólo dio tregua en determinados momentos- pero con la ilusión intacta de todo el pueblo.

La comitiva salió con los ramos rumbo a la capilla del Ángel a las 12.30 horas, encabezada por la banda de gaitas «L'Alloru» de Balmori. Los pequeños Gerardo Fernández, Manuel Ángel Llera y Luis Iglesias se encargaron de llevar el ramu de pan dulce, adornado con piruletas, gominolas y una pareja de muñecos vestidos con el traje típico del concejo. Detrás, con el ramu grande, llegaban José Antonio Elola, Carlos Inguanzo, Andrés Zapico y Jesús Cueto. La singularidad de este ramu reside en que en lugar de adornarse con flores lleva frutas de invierno, como naranjas y frutos de cornejo. Una veintena de aldeanas -con clavelinas en las solapas- entonaban los cánticos con sus panderetas y al ritmo que marcaba Carmela Llovio con su tambor.

Piñeres recuperó hace cinco años esta fiesta, que no se celebraba desde antes de la Guerra Civil. Se recopilaron los cantares y las jóvenes Natalia y Andrea Llera, Laura Zapico, Rosa Cueto y la tamboritera Carmela Llovio organizan desde entonces el ramu y los bailes, porque tras la misa solemne y la procesión suenan los ritmos del pericote, del xiringüelu de Naves y de la jota de Boal, además del quirosanu que bailan los más pequeños. En el trabajo de recopilación de cantares -ramu, procesión, despedida y danza prima- contribuyeron mucho algunas vecinas como las hermanas Esther y Evangelina Inguanzo, Cesárea Turanzas y Dolores Sánchez «La Galana», que recordaban perfectamente ritmos y estrofas como la que dice: «En el pueblo de Piñeres / no se crían platanales / se crían buenas chavalas / y al mismo tiempo chavales».

Las fiestas comenzaron el lunes con una carrera de burros. El martes hubo juegos infantiles como carreras de sacos y el baile de las sillas, seguido de amagüestu, verbena y chocolatada de cierre. Para ayer estaba prevista también una muestra de canción asturiana.