El vecino de la localidad llanisca de Porrúa acusado de maltrato animal negó ayer al juez que no atendiese a dos burros que tenía encerrados en una cuadra. La sesión fue en el Juzgado de lo Penal 2 de Oviedo y quedó vista para sentencia. La Fiscalía solicita para él una pena de 13 meses de cárcel y cinco años de inhabilitación para la tenencia de animales a su cargo, la máxima según el código penal. Durante la vista negó que no alimentase a dos burros famélicos que tenía encerrados una cuadra de su propiedad, los cuales se alimentaban de la lana de varias ovejas muertas.

Los hechos juzgados se remontan a enero de 2018 cuando un trabajador de la construcción que trabajaba en la zona dio la voz de alarma sobre el estado de abandono que presentaban dos burros encerrados en una cuadra de Porrúa.

Los agentes de la Policía Local que se desplazaron hasta Porrúa tras la denuncia se encontraron con una situación dantesca con dos burros en lamentable estado junto a dos pollos muertos y dos ovejas hinchadas en estado de avanzada descomposición que servían de alimento para los jamelgos.

"Yo sacaba a los animales por el día y los guardaba por la noche. Les iba a dar de comer por la mañana y por la noche, están a 300 metros de mi casa y si no iba yo iba mi madre. Las ovejas muertas nos las había recogido porque no tenía dinero para llamar a los que las recogen, pero murieron de viejas y sólo llevaban dos días muertas", dijo el acusado durante su declaración.

El veterinario de la ONG llanisca Mundo Vivo, Luis Bernardo, colectivo que ejerce en el caso como acusación particular, declaró en calidad de testigo. Éste se mostró muy satisfecho a la salida del juicio. "Ha quedado patente que hubo maltrato continuo a los animales con dejación y abandono total, sin que demostrase ningún tipo de empatía hacia ellos", dijo.

En su opinión las penas por maltrato animal deberían ser mucho más duras. "Hemos pedido cinco años de inhabilitación para la tenencia de animales porque es lo máximo, pero esta persona debería tener prohibido tener animales de por vida", destacó. Anunció Bernardo que en caso de que la jueza decida que el acusado le tenga que abonar los costes derivados del cuidado de los burros, donará esa cantidad a un colectivo en defensa de los animales ajeno a Mundo Vivo. "Ojalá este tipo de situaciones no se vuelvan a repetir", subrayó.

El acusado reconoció que tuvo dos ovejas muertas en la finca durante dos días al no disponer de dinero para llamar al transporte que las debería recoger, y negó los hechos descritos por el fiscal. Señaló que si la Policía Local de Llanes no encontró comida ni agua en la cuadra, fue porque comían en la finca situada junto a ésta, vinculando la aparición de gallos muertos al ataque de "alguna alimaña".